Cuando la condesa/presidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre dimitió en septiembre pasado de su cargo, decidió pedir su reingreso en el Cuerpo de Técnicos de Información y Turismo del Estado, al que pertenece desde 1976, y volver a ser condesa/funcionaria.

A decir verdad la cosa rechinaba bastante: que una neoliberal radical que, como tal, tiene como ideal político el Estado mínimo (o sea, retirar del Estado todos los servicios que pueda realizar la economía privada) sea funcionaria del Estado no deja de ser  chocante; que después de infravalorar a los funcionarios insinuando que eran unos vagos y unos aprovechados (y hablar de las mamandurrias, ya saben) se siente entre ellos, también llama la atención.

Claro que el ministro Soria, ese que tiene un aire a Aznar sin bigote, le puso despacho y sede a medida, y las malas lenguas dicen que también le hizo un apañejo para engordar la nómina pelada de funcionaria pelada. Aún así, para la condesa/funcionaria ha tenido que ser muy duro ir todos los días al despacho, las 37,5 horas semanales correspondientes, no tener días para acudir a desayunos políticos ni a actos de su partido en horario laboral (eso que las malas lenguas han dicho que ha hecho y que sus compañeros seguro que desmentirán), no tener paga de navidad (ella que en su día ya dijo que tenía problemas para llegar a fin de mes, imagínenla sin paga), o saber que si se enferma cobrará el 50% de su sueldo. Sí, ha tenido que ser muy duro. Y, claro, no ha aguantado.

Así que ni corta ni perezosa habrá mandado su curriculum y la han contratado en una empresa guay de Headhunting y coaching de directivos (o sea, de cazatalentos), Seeliger y Conde, que le viene que ni pintado para su perfil de cazatalentos acreditado (como es constatable repasando la nómina de Consejeros que tuvo cuando era condesa/Presidenta: Lamela, Güemes, López Viejo y tantos otros, incluido el heredero/Presidente González González) y encima además de Seeliger es Conde.

Y como es como es, al pasarse a la empresa privada ha preferido empezar por abajo, como condesa/asalariada, en lugar de hacerse condesa/emprendedora. Pero todo se andará.

Jesús Pichel es filósofo y autor del blog ‘A lomos de una pantera’