Feijóo y los suyos siguen fomentando el odio y el enfrentamiento entre los españoles. El PP sigue convencido que solo ellos tienen el derecho exclusivo para poder gobernar España. No pueden tolerar otros cuatro años en la oposición. Por esto cada día aumentan el ruido, con palabras más gruesas y actitudes menos democráticas que solo buscan una situación insostenible. ¿Hasta dónde piensan llegar con sus proclamas incendiarias y sus silencios clamorosos? De verdad, ¿no tiene nada mejor que ofrecer a España salvo odio?

No estamos solo ante una campaña de permanente ataque a Pedro Sánchez o al PSOE, esto pretende ir más allá, poniendo en riesgo la convivencia entre españoles. La política debe buscar la solución a los problemas de la gente donde no cabe el odio a todo aquel que no piensa igual que tú. ¿Dónde están las propuestas alternativas de Feijóo a la subida de las pensiones, a las cotizaciones a la seguridad social de los becarios, a la subida del Salario Mínimo o a la reducción de la jornada laboral? No existen. Solo odio. ¿No se alegra el aún líder del PP de que en España en 2023 se hayan creado más de medio millón de empleos y se haya bajado el paro a la tasa más baja en 17 años? No, solo odio. Y tratar de llevar la política al terreno del odio, aleja cada día más al PP de los partidos conservadores europeos y del centro moderado, para convertirse solo en un apéndice de las políticas de ultraderecha.

Y no. El problema no era la amnistía. Que Feijóo no nos tome más el pelo. Según ha revelado La Vanguardia, el PP se reunió con Junts en agosto para explorar un pacto antes de la investidura de Feijóo en un hotel de Barcelona. Sí se reunieron. Claro que lo hicieron, porque el PP lo intentó por todos los medios, se le ofrecieron todo a Junts, el problema es que no le daban los votos, porque Vox no lo hubiese permitido. No más mentiras. Y todos los medios de derechas sin excepción, habría aplaudido el acuerdo de Feijóo con Puigdemont, habrían celebrado la amnistía, incluso habrían publicado con grandes titulares: “España se une”. “Nueva etapa”. “Grandeza y generosidad”. “Acuerdo de Estado”. ¡No más mentiras!

¿Saldrá ahora Ayuso a desautorizar a Feijóo por haber permitido esa reunión entre el PP y Junts o por seguir manteniendo el contacto telefónico entre ambos partidos por si se necesitan en el futuro? O es que ella también la conocía y se ha callado.

Pero como el acuerdo no les salió, tenemos a la derecha más radicalizada que nunca. Aplaudiendo, cuando no guardando un silencio cómplice, ante los ultras que llevan semanas asediando Ferraz, y que han despedido el año colgando de una farola un muñeco que quiere representar al presidente del Gobierno, para después apalearlo al grito de “hay que hacer esto de verdad”. ¿Hasta dónde van a llegar?

Y ahora la derecha y sus medios pretenden abrir un nuevo debate: ¿si esto es delito de odio o no? Vamos a ver. Esto es sencillamente una aberración, que no ocurre en ningún otro país de Europa. Cualquier persona sensata lo sabe. Una aberración cuyas imágenes habrán salido en muchos medios internacionales deteriorando la imagen de España. Una vez más la ultraderecha con los palmeros del PP juegan a eso, a hacer daño a nuestro país.

Lo que está muy claro es que por parte de la ultraderecha hay una estrategia destructiva para dinamitar la convivencia entre los españoles. De hecho, el pasado mes, el líder de Vox, Santiago Abascal, aseguraba que “los españoles querrán ver colgado de los pies al presidente del Gobierno”. ¡No todo vale en política!

Y está a la orden del día que desde la ultraderecha se viertan ataques contra nuestra Constitución, contra el rey, se insulte al presidente del Gobierno, se vitoree al dictador Franco. Unas actitudes que van en contra de nuestra democracia. ¡No todo vale en política!

Y Feijóo, ante toda esta crispación, ante todo este malestar, ¿qué hace? No hace nada, ni critica ni condena. Y no lo hace, en primer lugar, porque no tiene la valentía de enfrentarse a la ultraderecha porque pondría en riesgo sus pactos de gobierno con Vox, pero es que, además, con todo este ruido tapa su frustración por no gobernar nuestro país, y le permite que no se hable de cuándo van a mandarlo a su casa.

Pero no solo Feijóo no condena, sino que desde su propio partido, hay quien compite por superar en bulos, barbaridades y discursos de odio a la ultraderecha. Ahí está la presidenta de la Comunidad de Madrid, la Sra. Ayuso, que cada día hace gala de su falta de responsabilidad institucional. Sin olvidar al alcalde de Ataquines en Valladolid, también del PP, quién para hacer méritos en su partido, ha publicado un montaje en estas Navidades en el que la Guardia Civil detiene a Pedro Sánchez. ¡No todo vale en política!

Sr. Feijóo, los discursos del odio tienen consecuencias. Lo hemos visto en el Capitolio, en Brasil y en otros muchos países. Y no conducen a nada bueno. ¿No hay nadie con sentido común en el PP? Ya basta. La sociedad española aspira al diálogo y al entendimiento. Aspira a un presidente que busque soluciones reales a los problemas de la gente.

Como dice Pedro Sánchez: “Reivindicamos una España abierta, tolerante, amante de la paz y de la justicia social, feminista y ecologista. Así que ni Trump ni Bolsonaro ni Milei ni Feijóo ni Abascal, habrá 4 años más de gobierno progresista, de avances sociales, convivencia y estabilidad institucional en España”. Mientras otros odian, los socialistas vamos a seguir trabajando por más derechos y libertades, por mejores servicios públicos y mayor calidad de vida para todos y todas.