Feijóo no remonta. Cada día cae más en las encuestas. Su futuro político es cada vez más incierto, más sombrío y está en el aire. Las dudas crecen tanto entre los votantes como dentro de su propio partido. En un intento desesperado por ganar tiempo, ha decidió atrincherarse y convocar un congreso en julio. Una maniobra que suena a una huida hacia delante, que veremos cómo acaba.
¿Y cuál ha sido la excusa? Alega que quiere preparar al partido para el próximo ciclo electoral. Pero si no está listo, ¿por qué lleva meses pidiendo elecciones anticipadas? ¿Acaso el equipo del que se ha rodeado ya no le inspira confianza? No cuela. Convoca congreso porque el PP está cada vez más tocado, y las voces críticas dentro del partido suenan cada vez más fuertes.
El anuncio fue torpe y desafortunado. Intentó hacer un chiste: “Vamos a pasar del cónclave del Papa al cónclave del PP”. Pero le salió el tiro por la culata. ¿No sabe que el cónclave papal solo se convoca tras la muerte o abdicación del Papa? ¿Feijóo ya se da por muerto políticamente? ¿Está mandando un mensaje subliminal sobre su propio futuro?
Para colmo, su equipo se enteró de la convocatoria por la prensa, provocando un profundo malestar interno. Si ni siquiera se fía de sus colaboradores más cercanos, ¿de quién se fía entonces Feijóo?
Hay quienes aseguran que confía más en Abascal que en su propia gente. No es casualidad que su primera gran decisión al frente del PP fuera pactar con Vox y abrirles la puerta de los gobiernos autonómicos y municipales. Se siente cómodo con la ultraderecha, aunque esta lo empuje hacia una radicalización sin retorno. Pese a algunos desencuentros puntuales, el idilio entre ambos sigue siendo fuerte.
La última muestra de esa relación fue la manifestación de Colón del pasado fin de semana, que resultó un estrepitoso fracaso. El evento fue tan desangelado que hasta el alcalde de Madrid ordenó apagar la webcam de la zona para evitar mostrar la imagen de la desolación. Algunos medios de derechas y ultraderecha tuvieron que recurrir a imágenes antiguas para simular una asistencia inexistente. En la plaza no había nadie, salvo algunos nostálgicos con banderas preconstitucionales. Ni Feijóo ni Abascal acudieron. Estaban de vacaciones. ¿Esta es la “España que madruga”?
Feijóo no sabe liderar. Es incapaz de exigir responsabilidades a Mazón por la nefasta gestión de la DANA de Valencia. Al contrario, lo ovaciona y lo sigue apoyando. Lo mismo ocurre con Ayuso: no le recrimina sus disparates ni le exige explicaciones por los escándalos en torno a su pareja. Feijóo prefiere mirar hacia otro lado; así le va.
Ayuso, aunque en horas bajas, nunca ha ocultado su ambición de liderar el PP. Si pudiera, sacaría a Feijóo por la ventana. Sigue en su línea de discurso golpista, agradeciendo a jueces, fiscales y periodistas su cruzada contra Sánchez. Pero en su lista de agradecimientos, curiosamente, no aparece Feijóo.
Feijóo nunca será presidente, pero no porque no quiera, sino porque los españoles no confían en él. ¿Qué propuestas ha hecho para el país desde que lidera el PP? Ninguna. Siempre vota en contra de cualquier medida que beneficie a la inmensa mayoría de los españoles y españolas.
¿Cómo puede confiar España en un PP que vota en contra de subir las pensiones, del aumento del Salario Mínimo, de mejorar la sanidad y la educación públicas, de aumentar las becas, de invertir más en dependencia, de apoyar a los afectados por la DANA o de regular los alquileres?
¿Cómo puede confiar España en un PP que vota en contra de ayudas para los agricultores, ganaderos o trabajadores de la industria afectados por los aranceles impuestos por Trump? ¿Prefieren que sectores enteros de nuestra economía se hundan antes que apoyar al Gobierno? ¿Prefieren besarle el trasero a Trump que defender a nuestro país? Este es su patriotismo, ninguno.
¿Y qué decir de los impuestos? Cuando están en oposición prometen bajarlos, pero cuando gobiernan los suben. No hay partido en la historia de nuestra democracia que haya subido más impuestos que el PP. Rajoy los subió más de 50 veces: Subió el IVA; el IBI; el de Sucesiones; el de Patrimonio; subió las tasas universitarias e implantó el copago farmacéutico con el que castigó a nuestros mayores. El IRPF lo subieron en cinco ocasiones, recaudando 10.600 millones extra a costa de las familias trabajadoras. ¡Ya está bien de mentiras!
Los presidentes autonómicos del PP, como Ayuso o Moreno Bonilla, bajan impuestos a los más ricos por valor de 2.400 millones de euros al año., y luego exigen que el Gobierno central compense este agujero fiscal., Es decir, regalan dinero a los más privilegiados y quieren que lo paguemos todos. Así son ellos: generosos con los de arriba, crueles con los de abajo.
¿Puede confiar España en un PP que está rompiendo la cohesión del país para favorecer a las élites? Allí donde gobiernan, desmantelan a conciencia todos los servicios públicos, recortan en sanidad, en educación, en becas y en renta mínima, mientras la desigualdad crece.
Feijóo soñó con ser presidente del Gobierno, pero hoy apenas es líder de la oposición… y con dificultades. No ha sabido construir un proyecto sólido, y ha optado por el barro, por la bronca, por el enfrentamiento permanente. Se ha convertido en un político sin rumbo y sin equipo. Cada palabra que pronuncia suena hueca, cada gesto es un intento de ocultar su debilidad. Le queda una última bala: el congreso de julio. Pero todo apunta a que será su epitafio político. Porque cuando se pierde la credibilidad, solo queda el silencio de su propio partido.