Algo se estará haciendo bien, cuando comprobamos que toda la derechona política y mediática está que se sube por las paredes. Están acongojados. No es más que una pataleta, consecuencia de la negación de la realidad. Y del mal cálculo, claro. Tanto PP como Ciudadanos tuvieron la posibilidad de ser coherentes y de actuar con sentido de Estado. Cualquiera de los dos le podían haber facilitado la Presidencia a Pedro Sánchez, después de las elecciones de abril. Afortunadamente no lo hicieron, y hoy tenemos la posibilidad cierta de un Gobierno progresista para los próximos cuatro años.
Envalentonados y tomándose su tiempo, no contaron con la posibilidad de un rápido acuerdo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que les ha cogido con el paso cambiado. Ahora se han lanzado a la desesperada a hacer ofertas rocambolescas o a la crítica furibunda e injustificada.
Así hemos podido ver, por ejemplo, que el vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea, del agonizante Ciudadanos, ofrece la entrega del gobierno de su comunidad autónoma, si el PSOE rompe el pacto con Unidas Podemos. A Hermann Tertsch pidiendo sacar el ejército a la calle. O al periódico ABC con no menos de diez artículos que pretenden deslegitimar el acuerdo, al tiempo que blanquean la ultraderecha de Vox, presentándolos como los verdaderos patriotas.
Se presenta al posible futuro Gobierno como social-comunista, en palabras del propio director del periódico, Beito Rubido. Comunista es la palabra mágica que se utiliza para asustar. Lo cierto es que nunca hay sustento argumental. Sería bueno que mencionaran un solo punto del acuerdo entre PSOE y UP que justifique semejante calificativo. Pues no, no lo hay.
Las palabras de Pablo Casado o de Alberto Núñez Feijóo los sitúan en una realidad paralela, en la que el Partido Popular parece haber ganado las elecciones. Lo cierto es que han obtenido el segundo peor resultado de su historia y han logrado 32 escaños menos que el PSOE de Pedro Sánchez.
¿Puede sorprenderse alguien de que el socio preferente del PSOE sea UP? El desacuerdo les alejó, pero ningún votante de cualquiera de estos dos partidos puede sentirse traicionado por un pacto entre los mismos. Sumado a esto, el necesario apoyo de Vox al PP aleja cualquier mínima posibilidad de acercamiento entre el PP y los partidos autonómicos.
Han medido mal y ahora no quieren admitirlo. Como consecuencia, no aceptan el resultado de las elecciones. Señores del PP, se llama democracia. Ya ni siquiera podéis recurrir al mantra de la lista más votada y del pacto de perdedores. Porque esta vez, los perdedores sois vosotros. Perdedores sin posibilidades de pactar y enfrentados con todo y con todos, por entregaros al verdadero partido antisistema, Vox.
Se abre una esperanza. Por primera vez en esta etapa democrática, habrá –previsiblemente- un Gobierno de coalición. Y progresista. Ha valido la pena esperar.
