Advertimos de que el gesto del presidente no iba a ser una especie de rutinario brindis al sol. Subrayamos entonces que la creciente ansiedad de los populares, exigiendo uno detrás de otro -como loritos- el adelanto de los comicios generales, recordaba los nervios de los hinchas de cualquier equipo de fútbol pidiendo a gritos la hora al árbitro para evitar así un revolcón en el marcador durante los últimos minutos del encuentro.

Gravísimos errores
El PP de Mariano Rajoy ha cometido un sinfín de gravísimos errores. Puede acabar pagando muy caro tanto desatino y tanta exhibición de chulería provocadora. Ha ido demasiado lejos, como le ha ocurrido ya en no pocas ocasiones. El Partido Popular  está volviendo a ser una inmensa agrupación de plañideras, siempre gimiendo, siempre quejándose, siempre pasando el tanto de culpa a los socialistas y, en general, al Gobierno de España.

Sin soluciones
Rajoy  nunca ha aportado soluciones. Nunca ha asumido responsabilidades. Jamás ha ayudado de verdad en dos asuntos de primer orden que preocupan e inquietan con razón a la ciudadanía. Nos referimos, entre otros muchos ejemplos, a la lucha contra el terrorismo etarra y a la sistemática crítica, a menudo, ruin y canallesca, de las medidas contra la crisis económica internacional.

Tubo inacabable
Abdicaron hace numerosos años de la moderación y del centrismo. El célebre viaje al centro de José María Aznar no llegó nunca a la estación término. El PP sólo ha hecho con soltura  una política cada vez más escorada hacia la derecha extrema. O la extrema derecha, según se mire. Rajoy ha demostrado que es un pusilánime, incapaz de cuadrar a sus correligionarios más montaraces. Se ha escondido él y, mientras, sus voceros de la derechona mediática insultan a todo cristo, mienten e injurian por un tubo inacabable. La abdicación genovesa incluyó además la decencia y la honradez. La Gürtel acabará siendo letal hasta en la Comunidad valenciana. Francisco Camps es un cadáver político y sus secuaces, igual.

Demagogo peligroso
Este PP, que empieza a tambalearse al son de un Aznar poco menos que enloquecido, un demagogo peligroso  que da miedo y que se dedica a ir predicando al estilo de los profetas del Apocalipsis, puede aún, por supuesto, vencer al PSOE. Pero se terminaron ciertamente los paseos triunfales y las mayorías absolutas. La que ha visto el riesgo de inmediato ha sido la lideresa madrileña. Esperanza Aguirre, que es muy lista y tiene reflejos, ha levantado de nuevo la bandera de su desmarque –en cierto modo formal y poco más- respecto a los corruptos  y ha dejado hecho trizas a Camps, al mismísimo Rajoy y mudita a Cospedal.

Y punto pelota
La remontada es posible. Pero una encuesta tiene el valor de una encuesta, y punto pelota. En términos futbolísticos hay desde luego partido y las sorpresas pueden ser muy favorables a los socialistas, teniendo en cuenta además que no deben descartarse a priori coaliciones del PSOE con partidos como CiU y PNV. En todo caso, en Ferraz y otros enclaves estratégicos, han de saber que cualquier equivocación importante se volverá contra quienes la lleven a cabo. La remontada exige que todos los jugadores jueguen como una piña, que se respeten las reglas de la igualdad, que no haya juego sucio contra nadie y que no haya voces de desprecio hacia quienes pretenden ganar en las primarias.

Neutral y no indiferente”
Estuvo muy bien José Blanco, número 2 del PSOE, cuando declaró el domingo en El País que él será “neutral”, pero no indiferente. En cambio, su  frase de que “puede haber jóvenes viejos y viejos modernos y jóvenes” ha levantado ampollas e interpretaciones negativas. Al parecer, era una réplica a otra frase no menos equívoca como mínimo: “Los abuelos no suceden a los nietos”.  Resulta bastante fácil poner nombres y apellidos a unos y a otros

Ni más ni menos
De momento, pues, chascarrillos sin más recorrido. Pero sí decimos claramente, desde este periódico progresista, ELPLURAL.COM, que aquellos que quiebren –si la quiebran- la unidad del PSOE, reflejada en parte en las primarias, estarán regalándole a Rajoy unos cuantos goles. Marcar goles en la portería propia es imperdonable. Está en juego el futuro de este país. Y el futuro de la izquierda española. Ni más ni menos.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM