No se trata, pues, de un simple problema de liderazgo personal, ni tan siquiera de un problema de comunicación. Se trata de algo que va mucho más allá. No está todavía muy claro, al menos para gran parte de la ciudadanía, cuál es el programa alternativo que los socialistas ofrecen a los ciudadanos ante una crisis económica y social tan grave como la que padecemos, ni está claro tampoco en qué consiste el proyecto político que los socialistas presentan a corto, medio y largo plazo, frente a unas gestiones de la crisis como las que llevan a cabo tanto desde el PP como desde CiU, en ambos casos con consecuencias adversas para amplios sectores sociales.
Tal vez la misma gravedad extrema de la crisis hace muy difícil poder expresar con nitidez programas y proyectos políticos alternativos, ya que se impone la responsabilidad política y ello excluye la posibilidad de ofrecer propuestas radicales, aquellas que solo suelen ser asumidas por formaciones menores, que saben que difícilmente deberán implementarlas. Pero ello no debe ser óbice para que los socialistas asuman plenamente sus responsabilidades políticas, las que les corresponden como principales fuerzas opositoras, para recuperar las confianzas perdidas y ofrecer propuestas sólidas y creíbles a unas sociedades que cada vez más se sienten huérfanas de un proyecto político esperanzador e ilusionante.
Jordi García-Soler es periodista y analista político