No sé donde están los presuntos amigos íntimos de Rafael Alberti. Todos esos que han logrado sinecuras, nombramientos, cargos y premios varios a costa de embadurnarse con el brillo del genio portuense de la generación del 27, la mayoría de las veces previo pago. No sé donde están todos esos que siguen montando presuntos homenajes, e insultan a quienes de verdad fueron elegidos por Alberti para llenar sus últimos días y su corazón, cuando un indeseable y pésimo escritor como Alfonso Ussía se permite el lujo de difamar, insultar y vejar a un poeta gigante como es Rafael Alberti.

Nadie está libre, los genios tampoco, de tener sombras, igual que luces, en su biografía. Todos los estudiosos y biógrafos, así como los críticos y periodistas, tienen derecho a la libertad de expresión, derecho constitucional en una sociedad democrática, pero no libertad de difamar. Las biografías y sus datos pueden y deben ser interpretados y sometidos a escrutinio crítico. De ahí a que, el colaborador de VOX, y digno sobrino del general franquista Jaime Miláns del Bosch y Ussía, se permita no sólo el insulto, con términos como “Un hijoputa cobarde con mono de miliciano siempre planchado que jamás se atrevió –como Bergamín–, a acercarse al frente de guerra”, hay un abismo. Mezclando ciertos datos reales, como la relación con ciertas familias pudientes de la zona de Alberti, pergeña, entre insulto e insulto, mentiras monstruosas, difamaciones de libro y constitutivas de delitos penales si en este país la justicia tuviera a bien actuar de oficio contra la difamación y la injuria. Desafortunadamente sale gratis, o muy caro, pues la justicia en nuestro país empieza a ser, como en EEUU, un lujo al alcance sólo de quien puede pagarla y, en la mayoría de los casos, beneficia siempre a los reaccionarios o nostálgicos de la dictadura fascista como al señor Ussía. Sin dar ni una sola fuente, documentación o dato objetivo, acusa, entre otras cosas, a Alberti, de haber participado en las Checas, de haber tenido que ver algo con la muerte de Pedro Muñoz Seca y no haber intercedido por su posible salvación, y pone en su boca palabras, como si hubiera estado allí, y creo que, a pesar de sus muchos y rancios años no estaba presente, de mofa y jactancia contra Alberti. No hay ni una sola fuente objetiva que avale esto que dice Ussía, pero sí, datos de la amistad que tuvieron Alberti y Muñoz Seca, y de la intercesión de Alberti en el caso de otros detenidos como en el caso de Rafael de León en Barcelona.  Un estudioso como Gonzalo Santonja, trabajó durante mucho tiempo, a fondo, buscando documentos que pudieran relacionar la relación de Alberti con Checas sin encontrar absolutamente nada.  De las pocas verdades que dice el señor Ussía es que Alberti no se acercó al frente de guerra, entre otras cosas porque, como comisionado cultural, estaba encargado de salvar, entre otras cosas, junto a su primera esposa, María Teresa León, el patrimonio histórico artístico del país, en especial del Museo del Prado, para salvar nuestro legado cultural de los salvajes bombardeos franquistas. Así pues, si estas eran las labores en cargadas a Alberti, como se sabe y está documentado incluso en los documentos de embalado y transporte de los cuadros del Prado y su inventariado, ¿de donde se saca Ussía los datos que expresa con tan insultante y bajuno desparpajo? Es evidente. Del odio larvado por el talento de Alberti, y por la mitificación infantil de unos recuerdos familiares que no son suyos, deformados y falsos, como los datos que argumenta. Fiel a los ideales preconstitucionales que ha mamado, a sus genes no contestados por la democracia, y al interés clientelar de sus lectores de extrema derecha, le conviene seguir alimentando la difamación, el frentismo guerracivilista del que viven los medios y los partidos de extrema derecha de este país, del que van a rebufo el resto de la derecha nacional. Es como si yo dijera, de pronto, por poner un ejemplo hipotético, sin ningún dato concreto, que Ussía, a falta de talento intelectual y literario, vive de las rentas y relaciones sociales de que una hermana suya hubiera sido la amante, o la amiga entrañable que es un término más contemporáneo aunque todos pensemos en otra palabra, de Don Juan, Conde de Barcelona, y padre del rey demérito, perdón Emérito, Juan Carlos I… Frente a la libertad de expresión, se ha instaurado la libertad de difamación. Alguno, además, que tiene la gracia en el culo, como las avispas, se han coronado con la patente de corso de un supuesto gracejo casposo que aplauden los carpetovetónicos nostálgicos del dictador. El problema es que, se pueden encontrar con que de pronto alguien les ponga una demanda importante, o se encuentren a alguien con más datos que ellos, o más mala leche. “del puñal con gracia, ¡líbranos, Señor!”, que escribió Rubén Darío. Este viernes pasado se ha puesto un azulejo conmemorativo en Rota, con un poema de Alberti, por iniciativa de una asociación cultural roteña, con la presencia, entre otros, de su última esposa y garante de su memoria, María Asunción Mateo. Con la participación de la coral de Rota “el puerto más dulce” en los versos del portuense, se recordó la obra y la figura de concordia del poeta que cuando regresó del exilio, diputado en cortes en las constituyentes por designación real dijo aquello de “me fui con el puño cerrado y vuelvo con la mano abierta”. Ese es el verdadero espíritu de la transición y de la concordia, de la reconciliación, y no el odio supurante y fratricida en el que siguen anclados y pretenden lastrar muchos a la sociedad española.