El FIP es como se conoce el Festival Internacional de Poesía de Granada. A pesar de los avatares impuestos por la Pandemia, que obligaron a su cancelación el año pasado y, ahora, al traslado de fecha del mayo habitual a un casi primaveral octubre, ha podido al fin celebrarse. Después de 17 ediciones, el más importante encuentro de poesía Internacional en España está teniendo lugar en esta semana del 18 al 22 de octubre, dejando, como en ediciones anteriores, momentos para la historia de la Literatura. Desde que hace casi dos décadas iniciara su andadura, por la iniciativa de la profesora de la Universidad de Granada Remedios Sánchez y los poetas Fernando Valverde y Daniel Rodríguez Moya, el festival ha ido consolidando con esfuerzo, rigor y pluralidad, su peso en su género en nuestro país, y en fuera de él, equiparable con los más grandes que se celebran en el mundo sobre Poesía. Con el apoyo de instituciones privadas y públicas, el sustento económico más de las privadas que de lo público, todo sea dicho de paso, y verdaderos encajes de bolillo, pues otros certámenes y festivales de menor calado cuentan con tres y cuatro veces más presupuesto, sus organizadores siguen logrando que a la diversidad y pluralidad de voces, propuestas, poéticas y nacionalidades, se le sume una amplia asistencia, y la concurrencia de Premios Nobel, Nacionales, Goncourt, Pulitzer, y los más consolidados curriculums y autores del mundo. El trabajo, el esfuerzo, la convicción y la pasión, son las claves de este éxito de casi dos décadas ya.

El arranque, como siempre, en la mítica Huerta de San Vicente, el lugar que se impregnó de los momentos más felices y también los más amargos del poeta tutelar de Granada, Federico García Lorca. El autor más internacional de nuestra lírica, aunque ni siquiera conozcamos aún, el paradero de sus restos mortales. En la inauguración, tras los inevitables discursos de los políticos de todas las administraciones municipales, autonómicas y nacionales, el momento de la poesía. Un lúcido Antonio Gamoneda, Premio Cervantes de las Letras, reconocía el temblor de su intervención en un espacio tan connotado de lirica, tragedia e historia como la Huerta de san Vicente. En el mismo acto, las voces poderosas de Tahar ben Jelloun, magnífico poeta marroquí represaliado por Mohamed V, razón por la que se exilió a Francia y donde ha sido reconocido con el prestigioso premio Goncourt, entre otros, presentado por el poeta José Sarriá, uno de los autores españoles más conectados e influyentes con la realidad cultural de Marruecos. Recital también de la poeta venezolana Yolanda Patin, Premio Internacional Federico García Lorca-Ciudad de Granada, y un sentido homenaje a la poeta Mariluz Escribano, Autora Andaluza Clásica del año, a cargo de las voces de las poetas Ángeles Mora, Premio Nacional de Literatura, Raquel Lanseros, Premio nacional de la Crítica, Juana Castro, Premio Elio Antonio de Nebrija, y la mayor conocedora de la obra de esta autora, reconocida como “poeta de la paz y la concordia cívica”, o como la “poeta de la paz y la memoria”, Remedios Sánchez. Cerró el acto el cantautor Andrés Suárez. La Alhambra, y el palacio de Carlos V también fueron lugar de resonancia y de encuentro para la poesía, con recital de la poeta rumana Ana Blandiana, cuyo nombre suena hace mucho para engrosar la lista de los Premios Nobel de Literatura, traducida por Viorica Patea.

Durante toda la semana, la poesía, la prosa poética, el debate teórico, el encuentro con alumnos universitarios y profesores, y con la ciudad de Granada, de los poetas, escritores, críticos, divulgadores, músicos, más laureados, influyentes, incipientes, consolidados del momento en España y todo el mundo. Por citar sólo algunos, además de los ya enumerados, Inés Montes, Alicia Aza, Magdalena Lasala, Pedro Larrea, Jaime Siles, Rafael Soler, Ricard Bellveser, Cristina Rentería Garita, Francisco Larios, Francisco Morales Lomas, Manuel Gahete, Juanjo Téllez, Carolina Zamudio, Harold Alva, Héctor Hernández Montecinos, Juan José Millás, Sergio Arlandis, Ramón Cote, María Aveiga, Xavier Oquendo, Raúl Alonso, Cristina Falcón, Jota Santatecla, Cristina Angélica, Martín López-Vega, entre otros, en el grupo de los literatos, y Victor Manuel, Rozalén, y Juan Pinilla, entre los músicos. Los creadores, en especial los poetas y los músicos, hemos sido de los sectores más deprimidos, como todo el sector cultural en bloque, por la crisis pandémica. No hemos sido de los quejumbrosos que han estado llorando por las calles y redes, ni mendigando apoyos ni subvenciones, conscientes de que, salvo en campaña electoral, y cada vez menos, no les importamos a casi nadie. Sin embargo, la poesía sigue siendo un pulso del tiempo que sobrevuela el tiempo, y que permanecerá, cuando los que se creen que han llegado para siempre dejen de estar. Festivales como este Internacional de Poesía de Granada demuestran que, aunque muchos sigan alimentando el discurso de la estupidez, la nadería y el antiintelectualismo, la poesía cose más heridas que las suturas, y construyen más puentes que todos los ministerios juntos. Larga vida al FIP, larga vida a la poesía.