Esta aseveración puede parecer exagerada. Pero no lo es. Al menos ha dejado de serlo ya en nuestro más inmediato entorno económico, en el de la Unión Europea (UE). Buen ejemplo de ello es el creciente protagonismo que una entidad financiera como Goldman Sachs tiene en gran número de países europeos. Lo denunciaba hace pocos días un analista como Stephen Foley en The Independent. Señalaba que cuando el entonces primer ministro italiano Silvio Berlusconi designó a Mario Monti como comisario europeo pareció normal que Goldman Sachs le invitase a formar parte de su consejo asesor. También pareció normal que tuviera vinculaciones notorias con Goldman Sachs el ahora presidente del Banco Central europeo (BCE), Mario Draghi, gracias a cuya “contabilidad creativa” Italia pudo entrar en el euro. En su citado artículo, Foley destaca asimismo que tanto Italia como Grecia redujeron formalmente sus deudas mediante la utilización de derivados complejos, entre los que figuró una operación financiera en la que Goldman Sachs desvió mil millones de euros griegos con un intercambio de divisas cuando el ahora nuevo primer ministro heleno Lucas Papademos era el máximo responsable del Banco Central de su país. La omnipresencia de Goldman Sachs parece una constante en el panorama actual de la política económica europea, y todo apunta que puede ir a más.

John Corzine de Goldman Sachs, que se hizo con el control de MF Global, 6 mil millones de dólares que Italia no caería en situación de insolvencia. El colapso de MF Global se produjo en muy pocos días, ya que los clientes retiraron sus fondos comerciales al trascender esta arriesgada apuesta. La bancarrota de MF Global ha sido una de las diez más importantes de la historia económica de los Estados Unidos. Es evidente que, si se produjera una insolvencia soberana, Goldman Sachs, que ha vendido más de 2 billones de dólares en seguros de riesgo, se vería inevitablemente arrastrado por ella. Nada tiene de extraño, por consiguiente, que cada vez sea mayor la presencia de Goldman Sachs en la política económica europea. No en defensa del euro, como a menudo se nos pretende hacer creer, sino en defensa de Goldman Sachs.

Jordi García-Soler es periodista y analista político