Cuando casi nadie o muy pocas personas piensan en el futuro las consecuencias de los problemas sobrevenidos se agrandan y nos acercamos al colapso. Para la gran mayoría lo importante es el pasado, donde encuentran alivio para sus nostalgias y fuerzas para resistir los cambios que se suceden a gran velocidad. El presente se sortea como se puede y el futuro no existe.

El cortoplacismo lo invade todo, especialmente en las organizaciones políticas, y cuesta mucho abrirse a planteamientos prospectivos y proactivos que garanticen la resiliencia tras las crisis. 

Los casos más recientes los tenemos en tres ámbitos muy distintos: la crisis en el PSOE por el triángulo Ábalos-Koldo-Cerdán, en política; la transición energética a las renovables, después del apagón y el plan Endavant anunciado por la Generalitat Valenciana para recuperarse de las consecuencias de la dana.

Al ver las medidas aprobadas por el comité federal del PSOE para combatir la corrupción, cabe preguntarse cómo no se habían implementado antes si muchas de ellas son de sentido común y de mayor transparencia tanto hacia dentro como hacia fuera. Si los socialistas están trabajando desde hace tiempo en un proyecto de ley para penalizar el consumo de prostitución, hubiera sido lógico empezar por incorporar a su código ético la expulsión de los puteros, lo que se ha hecho ahora como reacción a las conversaciones de Ábalos y Koldo sobre las mujeres.

El apagón del 29 de abril en España y Portugal se ha utilizado por los negacionistas del calentamiento global y el cambio climático para cuestionar la transición energética a las renovables. Tras la publicación del primer informe sobre las causas del problema que contiene recomendaciones para evitar su repetición, el Gobierno de España ha preparado un decreto que incluye medidas que debían haber sido implementadas hace años, pero que se han retrasado porque no se consideraron urgentes por su carácter previsor. La exigencia de baterías de almacenamiento de la energía a los parques fotovoltaicos y eólicos, de sistemas que permitan el autoconsumo en modo isla en los casos de desconexión a la red, etcétera, son ejemplos de medidas que en su día no se consideraron prioritarias porque lo prioritario era dar el pelotazo con las renovables sin pensar en el futuro.

Hay un documental que recomiendo encarecidamente: Vidas irrenovables, guionizado y dirigido por el extremeño Francisco José Vaquero Robustillo, que cuenta la revuelta del mundo rural contra la proliferación de plantas solares y parques eólicos y que se resume en el lema "Renovables, Sí, pero no así". En su hora y media de duración, se analiza la falta de planificación y previsión sobre el impacto en su entorno y cómo no se ha previsto el reciclaje de estas instalaciones al final de su vida útil. Una vez más no se ha pensado en el futuro.

Cuando estamos sufriendo el que puede ser el verano más cálido de la historia hay que pensar de manera prospectiva y proactiva y plantear que la agricultura y las infraestructuras críticas como autopistas, vías férreas o canales de riego necesitan sombra, que los paneles solares deben ir elevados sobre el terreno y permitir la agricultura y la ganadería, lo que ya se conoce como agrivoltaica. Que la red de carreteras y de ferrocarril hay que protegerlas de las altas temperaturas con paneles solares que, al tiempo, que producen energía contribuyen a rebajar los costes de mantenimiento y a prolongar su vida útil.

El tercer y último ejemplo que ilustra cómo hasta ahora no se ha pensado en el futuro lo he encontrado en las medidas que contempla el plan Endavant de la Generalitat valenciana para la recuperación de los daños de la dana. Una de las propuestas es la exigencia de baterías en los ascensores para que estos puedan funcionar de manera autónoma en caso de cortes del suministro eléctrico y evitar que las personas se queden atrapadas en las cabinas. Si la sociedad en su conjunto pensara más en el futuro, esta medida estaría ya incorporada como obligatoria desde hace años.

La realidad es que estamos rodeados por los negacionistas de la historia y del futuro, que se empeñan en sembrar el caos en el presente para imponer su dictadura ultracapitalista y libertaria.