Comprar entradas para conciertos o festivales de música se ha convertido en una profesión de riesgo. Por si fuera pequeña la lista de abusos que podemos sufrir, ahora nos encontramos con uno nuevo. El riesgo de que la empresa a la que le compras la entrada acabe en quiebra y el organizador del evento decida cancelarlo porque no le ha pagado el dinero. Y tú, como consumidor, te queda con la cara de tonto pensando: “¿y ahora a mi quién me devuelve mi dinero?”.

La ley en este sentido es bastante clara. Cuando compras la entrada estás firmando un contrato a tres bandas con quien te la vende y con quien organiza el evento que ha autorizado a esa tiquetera a vender esas entradas.

La cosa pinta bastante clara. La empresa que va a la quiebra, a lo que se llama concurso de acreedores, pues te dirá que no tiene dinero, que te persones en la causa judicial y que ya se verá al final cuánto hay, si es que hay algo, para que tu recuperes parte de lo que has pagado.

Pero la otra empresa, la que cancela el evento, no está en quiebra y en teoría tiene capacidad económica para responder. Es una pena porque no tiene culpa de lo ocurrido, pero lo que tiene es responsabilidad legal porque decidió que sus entradas las vendiera una empresa que no era solvente y que estaba atravesando problemas económicos. Era responsabilidad de ese organizador haber verificado en qué condiciones se encontraba la compañía que se dedicaba a realizar la venta.

Es lo que ha ocurrido con una de las tiqueteras más conocidas de los últimos tiempos, Wegow. Ha anunciado que va a preconcurso de acreedores. Que igual todavía se libra de la quiebra. Que igual al final no pasa nada, pero lo que sí está pasando es que ya hay organizadores de eventos que anuncian que van a cancelarlos, que no pueden celebrarlos porque no tienen el dinero de las entradas que Wegow ha vendido.

Y tú como consumidor debes tener la claridad, que no la tranquilidad, de que lo que dice la ley va a tu favor. Puedes reclamarle a las dos empresas. Y si no te quiere devolver el dinero ninguna de las dos, puedes presentar denuncia ante la administración de consumo.

A la empresa que va a la quiebra posiblemente le de lo mismo porque no va a acabar pagando ninguna multa. Pero la que sigue funcionando, la que mañana organizará otro evento, puede asumir el riesgo de pagar una sanción de elevada cuantía por no haber cumplido su obligación contigo: devolverte tu dinero o celebrar el festival o concierto que tenía previsto y que tenía anunciado.

Así que si no tenías preocupaciones suficientes cuando vas a comprar una entrada, ahora tienes esta otra. Primero tienes que pensar si te van a dejar entrar con comida o bebida durante el evento y no te obliguen a pagar los altísimos precios que tienen dentro del recinto para forrarse aún más a tu costa.

A veces ocurre que los artistas más populares, los que son utilizados como principal gancho a la hora de vender las entradas, finalmente no participan en el festival. Tu ahí tienes derecho a que te devuelvan parte del dinero de la entrada o la totalidad si decides no acudir al evento. Luego está el típico problema de tenerte horas y horas al sol porque únicamente hay un punto de entrada al recinto y acaba además retrasándose el inicio de las actuaciones. Más allá de problemas relacionados con la calidad del sonido, la visibilidad, etcétera, etcétera, etcétera.

El mundo de los festivales y conciertos en verano es un mundo lleno de fraudes y abusos contra los consumidores. Es un mundo al que las administraciones deberían de empezar a mirar aunque fuera solo un poco porque lo cierto es que es que hay un auténtico descontrol ante una larguísima lista de empresas que se forran a lo grande a costa de cometer todo tipo de irregularidades con los consumidores.


Soy Rubén Sánchez y en ocasiones veo fraudes.

Editorial del episodio 78 del pódcast En Ocasiones Veo Fraudes

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