Tan difícil de tragar como fue para Rodríguez Zapatero pronunciar la palabra “crisis”. En el caso del primer banquero de España ambos términos van juntos.

Me parece coherente la queja expresada por el cántabro en su ciudadela de Boadilla del Monte. No puede aplicarse el mismo rasero a todos los bancos europeos, tanto a los bien gestionados como a los imprudentes y aventureros.

Concretamente Botín ha dicho: "Es fundamental que sea posible la quiebra de cualquier institución, de forma que una entidad no viable pueda salir del mercado sin generar riesgo sistémico y evitando la necesidad de recurrir a dinero público".

Si se le niega a la banca el derecho de quiebra habría que pronunciar otro término indigesto para Botín y colegas: el derecho del Estado a nacionalizarlos.

Si llegamos a la conclusión de que el Estado tiene que financiar al sistema financiero cueste lo que cueste, si consideramos que es un servicio público básico de cuya solvencia depende la economía, el empleo y en definitiva el funcionamiento de la sociedad, parecería aventurado dejar la importante función bancaria en manos de los banqueros.

Supongo que Emilio Botín no llega a la misma conclusión, como yo no comparto la suya cuando advierte a continuación de lo del derecho a la quiebra sobre “los riesgos que el exceso de regulación del sistema financiero puede provocar no sólo para la banca, sino para la propia economía”.

La realidad demuestra que ha sido justamente la falta de regulación lo que nos ha llevado a la penosa situación en que nos encontramos.

El cabreo de la gente con los bancos y no solo del ciudadano hipotecado sino también del empresario medio ha llegado al borde punto de la rebelión social. Solo falta que alguien diga “¡A por ellos, Oé!” para que aquí arda Troya.

La imagen de los bancos nunca ha sido buena aunque de ella se salvaban las cajas, pero después de visto lo visto en la CAM, Caixanovagalicia y demás aquí no se salva ni Dios.

De lo dicho no debe desprenderse que estoy por la nacionalización de la banca aunque creo conveniente la existencia de una banca pública. Lo único que reclamo es un poco de coherencia.

José García Abad es periodista y analista político