Ya no se va a trabajar en la línea ferroviaria AVE Huelva - Sevilla - Madrid, como se viene diciendo desde 2002. Ahora el proyecto se transforma en lanzaderas que enlacen rápidamente la capital onubense con la estación sevillana de Santa Justa. Mucho más barato y con diferencias de no más de 10 minutos de tiempo. Así lo ha manifestado el ministro Óscar Puente, aunque ya lo había adelantado recientemente el presidente del Gobierno.

La noticia ha caído bastante mal en Huelva, donde Ayuntamiento y Diputación, ambas instituciones gobernadas por el PP, han condenado a los infiernos al Gobierno y a su presidente y exigen una marcha atrás en una decisión que consideran injusta. Esta protesta ha sido avalada por el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, que visitó precisamente Huelva para inaugurar nuevas unidades médicas hospitalarias, aunque la noticia está en un nuevo retraso del inicio de las obras del Hospital Materno - Infantil, que no comenzarán antes de 2025. Esta provincia es la única de Andalucía que carece de una instalación de este tipo. Sobre este tema no se manifestaron ni Ayuntamiento ni Diputación.

Volvamos al AVE. Su costo estimado sería de unos 1.500 millones de euros y un plazo de ejecución mínimo de 3 años, pues supone, en la práctica, renovar más de la mitad del trazado, que supera los 87 kilómetros. Claro que antes habría que cumplir todos los requisitos administrativos, empezando por los estudios de impacto ambiental, pues los realizados hasta ahora ya han caducado (2008 y 2017). Además, la línea se justificaría siempre que se prolongara hasta la frontera con Portugal y enlazase con Faro, con lo que nos pondríamos en fechas cercanas a 2050. Estamos hablando de 111 kilómetros más.

La propuesta de lanzaderas tendría un coste de no más de 110 millones, según el propio Gobierno, y sería de ejecución rápida. Obviamente, esta solución, que uniría ambas capitales en menos de una hora, no descarta la futura unión con Portugal vía AVE. Pero las instituciones onubenses ya lo tienen claro; o AVE o nada y descargan la fusilería mediática sin abrir un debate.

El ruido del cortoplacismo político evita entender que en Portugal hay un gobierno que acaba de llegar y del que no conocemos sus intenciones. Que sus infraestructuras son muy distintas a las nuestras y que será necesario coordinarse. Además, está claro que la prioridad de ambos gobiernos nacionales es la conexión Madrid - Lisboa que, si todo va bien, podría estar terminada en 2027, con permiso de posibles retrasos en los 100 kilómetros en construcción entre Elvas y Évora. Concluida esta vía, hay una gran presión para que la siguiente ruta sea por Galicia, Coruña - Oporto, proyecto en el que la Xunta de Galicia está apostando fuerte.

El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, acostumbra a utilizar la expresión “los recursos son limitados” para justificar los retrasos en inversiones de su competencia, que luego olvida cuando se trata de Madrid, donde, por lo visto, los recursos son ilimitados. Lo cierto es que los onubenses aspiran a un debate sosegado y práctico, alejado de los artificios de unas instituciones que parecen justificar su futuro en el rechazo a cualquier proyecto que no sea suyo. Tal vez deberían recordar las visitas a Huelva del presidente Rajoy y su ministra de Fomento, Ana Pastor, cuando prometieron el oro y el moro y dieron por hecho que en sus Presupuestos Generales del Estado se aprobarían las inversiones necesarias. Fue humo electoral.

Los onubenses no se merecen un trato así. La provincia de Huelva debe abandonar esa posición de tancredismo, al considerarse siempre la peor tratada, y exigir soluciones prácticas, cercanas y posibles; precisamente para salir del victimismo que tantos buenos resultados da a una clase política a la que se le llena la boca de Huelva, hinchando un globo que será muy bonito, pero inútil.