En el momento de adquirir una lavadora es importante tener en cuenta las distintas gamas que existen en el mercado y la repercusión ambiental de cada una. El consumo y las prestaciones de una lavadora determinan su inclusión dentro de la gama baja, media o alta. Las de la gama alta centrifugan a más revoluciones por minuto (Rpm); por tanto, gastan más energía y su precio es más caro. Este gasto mayor, que puede justificarse en otros países más húmedos, es innecesario en España, ya que nuestro clima mediterráneo permite tender la ropa al sol para su secado. Por eso más del 80 % de las lavadoras que se venden en nuestro mercado son de 400 Rpm, mientras en Alemania o Inglaterra predominan las de 800 y 1.000 Rpm.

Además del ahorro que permiten las lavadoras de bajas revoluciones, no se debe olvidar que la ropa (sobre todo las prendas de tejidos delicados) se conserva mucho mejor si se seca al aire libre y al sol que si se expone repetidamente al proceso de centrifugado, especialmente cuando éste se realiza a muchas revoluciones.

A la hora de hacer un uso ecológico de la lavadora es imprescindible su utilización a plena capacidad, ya que este electrodoméstico consume prácticamente la misma cantidad de agua y electricidad si trabaja lleno o semivacío. Existen programas económicos o de media carga que evitan derroches cuando la lavadora no está llena, pero si bien gastan menos que un lavado completo, dos coladas de media carga consumen siempre más electricidad y agua que una sola con la lavadora llena. De ahí que para el usuario y para el entorno sea más rentable la acumulación de suficiente ropa y la utilización de la lavadora con carga completa. Por otra parte, el funcionamiento de las lavadoras se basa en que la ropa se frote a sí misma cuando gira el bombo, de manera que a menos ropa, menos rozamiento, y por lo tanto, menos eficacia del lavado.

Otro aspecto importante para la utilización ecológica de las lavadoras es saber que el 90 % de la energía eléctrica que se gasta en la colada se consume en el calentamiento del agua y sólo el 10 % restante, para la movilización del motor que acciona el tambor. Es fundamental usar siempre la temperatura de lavado más baja posible: un programa a 90 grados gasta cuatro veces más electricidad que a 40 grados, además de más agua. Si se añade que ésta es la temperatura con la que mejor funcionan las enzimas de los detergentes es se concluye que es más eficaz y ecológico lavar con agua tibia y enjuagar con agua fría. La mayoría de los nuevos modelos de lavadoras incorporan el botón Eco de ahorro energético, un eficaz programa que realiza de manera automática esta función para que el lavado resulte más eficiente y sostenible.

La preocupación por el medio ambiente ha hecho que en los últimos años aparezcan modelos cada vez más sofisticados y sostenibles de lavadoras (las de clase A+ y superiores) que dan una importancia prioritaria al ahorro, que optimizan al máximo el consumo de agua y detergente según el volumen de ropa y regulan la temperatura y la velocidad de centrifugado de acuerdo con los tipos de tejidos para reducir al máximo el consumo. Algunos de estos modelos permiten un ahorro de hasta un 40 % de detergente, agua y energía respecto a los de hace tan solo diez años. Por eso vale la pena hacer números y, si la lavadora lleva tiempo pidiendo el cambio, no pensárselo dos veces, porque al final será una inversión más que un gasto.