Artur Mas, se ha dicho -por aquí y por allá- que se postula para ser futuro ministro de Exteriores. En todo caso, como antecesor de Carles Puigdemont y presidente del PDeCAT está desempeñando un papel crucial entre sus huestes. Todo ello, vete aquí, gracias a  que su antiguo partido, Convergència, conquistó la Cataluña de los catalanes buenos, no la de los  catalanes malos.

El señor Mas conocía muy bien los tejemanejes de su jefe Jordi Pujol, aunque mirara para otro lado. Pujol y su esposa Marta Ferrusola creyeron que habían nacido para ser los salvadores de Cataluña y también de su numerosa familia que ha sido premiada con miles de millones de euros, como si su querida Cataluña fuera territorio propio.

Durante mucho tiempo, Artur Mas fue el número dos de Jordi Pujol y más tarde llegó a ser presidente de la Generalitat cuando estalló el affaire del 3 %. Se encontró Más también con los   escándalos del Palau de la Música Catalana y los negros asuntos perpetrados por otros amigos de Pujol como los encausados Macià Alavedra y Lluís Prenafetaa. Menuda gente. Todos ellos decían ser salvadores de Cataluña. Y así estamos ahora, lamentablemente.

Puigdemont se ha convertido en un evidente peligro y al menos parece que Artur Mas, ahora así,  trata  de frenar las ensoñaciones de su sucesor. ¡Ojalá lo consiga!