La mejor voluntad es una novela corta de Jane Smiley originariamente escrita en 1989, que ahora recupera la editorial Sexto Piso. Aquí, la autora del magnífico La edad del desconsuelo narra la historia de un agricultor, Bob Miller, que intenta llevar a cabo su propia versión del sueño americano: Miller, un veterano de Vietnam muy altivo que convierte la idea de vivir de manera autosuficiente en una auténtica obsesión.

En su narración, donde habla con una brutal prepotencia pero desde el fracaso, Miller explica cómo ha decidido llevarse a su mujer y a su único hijo a vivir a una granja en la zona rural de Pensilvania. Allí cultivan su propia comida, hilan y tejen su propia ropa, diseñan y construyen sus propios muebles. Miller presume de que la suma total de sus ingresos anuales ascendieron, en un año, a solo a 343,67 dólares, y aun así él y los suyos fueron capaces de subsistir. La familia vive sin coche, sin teléfono, sin televisión y con apenas conexión con el mundo exterior… Con la excepción de su hijo Tommy, que acaba de incorporarse al colegio.

Y resulta que este Edén esconde un elemento terrorífico. Algo va mal, muy mal. Dos padres muy sofisticados han engendrado a un hijo racista y salvaje. Jane Smiley suele exhibir nuestra capacidad para la autodestrucción, y esta vez no iba a ser distinta. También suele presentarnos construcciones literarias muy sencillas, sin apenas subtramas, y aquí, al igual que en otras de sus ficciones, recupera la tradición del realismo del siglo XIX, en esta ocasión para explicar el precio que a menudo pagan los hijos por los errores de sus padres, y cómo la utopía engendra sus propios demonios.