La Biblioteca Nacional homenajea a Miguel Delibes en su centenario, con una muestra que repasa su trayectoria profesional. El próximo 17 de octubre se cumplirá un siglo del nacimiento de este Doctor en Derecho, escritor y periodista (fue, durante años, director del diario El Norte de Castilla).

Sus novelas mantuvieron, como denominadores comunes, la ironía, el costumbrismo, el apego a su Valladolid natal y al mundo rural castellano, cuyo lenguaje y vocabulario incorporó a su obra. También evocó de la infancia y denunció la injusticia y la desigualdad social. Comenzó a escribir respetando los cánones de la literatura española tradicional, y creó títulos icónicos para la historia de las letras españolas. Con La sombra del ciprés es alargada obtuvo el Premio Nadal en 1948. Siguiendo la misma línea crearía Aún es de día (1949), El camino (1950), Mi idolatrado hijo Sisí (1953), La hoja roja (1959) y Las ratas (1962), entre otros títulos de su primera época.

En 1966 publicó Cinco horas con Mario, todo un ejercicio de primera persona, y en 1975, Las guerras de nuestros antepasados, y ambas se adaptaron al teatro, en 1979 y 1990 respectivamente. El príncipe destronado, de 1973, sería uno de esos ejemplos de obras que enfocó desde la visión de los niños, y Los santos inocentes, otra de sus creaciones emblemáticas y reflejo del mundo de campo, vería la luz en 1981, y posteriormente Mario Camus la llevó al cine. Más adelante publicó Señora de rojo sobre fondo gris, en 1991, que el año pasado subió a la tablas con José Sacristán como protagonista, y Coto de caza (1992). También probó con textos autobiográficos como Un año de mi vida (1972). En 1998 publicó El hereje, una de sus obras más importantes de los últimos tiempos, dedicada al protestantismo.

Se le concedieron el Premio de la Crítica (1953), el Príncipe de Asturias (1982), el Premio Nacional de las Letras Españolas (1991) y el Premio Miguel de Cervantes (1993), entre otros.