Hablamos con Alberto Ruano-Ravina, Profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Santiago, sobre la expansión de la COVID-19 y el reflejo que esta pandemia nos ha devuelto de nuestro Sistema Sanitario. Conseguir el número más realista de infectados y el perfil de los contagiados tras el confinamiento sería, para el experto, muy importante para evaluar la estrategia.
Se dice que la OMS advirtió hace un par de años de que sufriríamos una pandemia. La palabra pandemia es muy gruesa hablado en términos de epidemia, porque significa una epidemia que afecta a todo el ámbito global. Pocas de las epidemias que hemos vivido han sido pandemias. El problema de este nuevo coronavirus es su elevada contagiosidad. Seguramente sea el mayor riesgo que representa, y otras epidemias que hemos vivido, aunque también han atraído la atención mediática, no tenían tal nivel de transmisión.
Durante un tiempo se especuló sobre si la gravedad de la COVID-19 era equivalente a la de una gripe común. No, este coronavirus parece más agresivo, porque un veinte por ciento de los afectados requiere ingreso hospitalario, y un cinco por ciento necesita ingreso en UCI. Sin embargo, estos datos hay que cogerlos con pinzas, porque varían mucho en función del número de personas a las que se les ha hecho la prueba de confirmación. Hay expertos que nos indican que la mortalidad podría ser menor a un 1% pero si se diagnosticasen realmente todos los casos contagiados. La mortalidad y gravedad pueden tener grandes variaciones porcentuales en función si a todos los sujetos leves se les hace dicha prueba de confirmación. Por otra parte, con la gripe común, menos gente ha de ser atendida en el hospital y además para la gripe tenemos una vacuna, y todos los años se hacen campañas de vacunación especialmente dirigidas a personas de riesgo, como los mayores, o al personal sanitario, para evitar su contagio con pacientes. Y para este coronavirus, a fecha de hoy, no disponemos de vacuna.
Los coronavirus, como este que ha causado la COVID-19, proceden de los animales. Sí, este era un virus que circulaba entre animales y ha comenzado a moverse en seres humanos, y éstos no tienen el sistema inmunológico preparado para combatirlo. Por tanto, en nosotros resulta un agente totalmente nuevo. Se espera que poco a poco, con la interacción con este nuevo coronavirus, vayamos desarrollando un sistema inmunológico, pero no se sabe cuánto tiempo puede tardarse en conseguirlo, y puede ser un periodo largo.
Lo más grave de este coronavirus no son los porcentajes de contagiados sino la velocidad a la que se contagia. Sí, lo importante es la elevada contagiosidad. Se transmite por vía aérea, y los estudios nos dicen que las personas ya son contagiosas cuando todavía no manifiestan síntomas, y eso representa un gran problema: si yo estoy contagiado, no lo sé y vivo con mi familia, puedo estar contagiando a alguien sin saberlo.
Y esa persona puede del grupo considerado “frágil” y llevar peor la enfermedad. Exacto. Y contagiar a más personas.
En este punto, estamos ya confinados en casa tras la declaración y ampliación del Estado de Alarma. ¿Cómo procedemos si percibimos que tenemos síntomas de COVID-19 (fiebre, tos seca, dolor de garganta o sensación de falta de aire)? Si tenemos síntomas en casa, tenemos que llamar al teléfono que cada Comunidad Autónoma está recomendando, ahí nos atenderán y harán una encuesta para analizar las probabilidades de que estemos afectados. Si detectan riesgo de que lo estemos, en función de la dinámica de cada Autonomía, o bien debería ir un equipo de sanitarios al domicilio para tomar un muestreo o, en el caso de algunas Comunidades Autónomas que hayan establecido este sistema (Galicia es pionera en este sentido), acudir a los puntos cercanos a los hospitales que se han habilitado para hacer la prueba rápida, que se le hará a la persona que irá sola en el coche, sin tener apenas contacto con los sanitarios. Si éstos no están muy saturados, pueden tener el resultado en un plazo inferior a 48 horas. También es importante que, incluso antes de llamar, esa persona que cree que tiene el coronavirus empiece a hacer aislamiento en casa si vive acompañada.
¿Es recomendable llevar mascarilla? Se está recomendando en tres grupos: personas que tengan coronavirus diagnosticado, personal sanitario y personas con síntomas. No se recomienda para evitar el peligro de contagiarse porque el coronavirus permanece en superficies durante un tiempo, pero no se mantiene flotando. Al hablar con una persona, se produce un aerosol y te pueden llegar las gotas que transmiten el virus, de ahí la importancia de la distancia recomendada entre personas y el confinamiento.
En Madrid puede haber un 60 o 70 por ciento de infradiagnóstico
Es fundamental, según la OMS, hacer tests para detectar quién está infectado y diseñar la estrategia sanitaria en virtud de esos números, ¿no? Sí, es fundamental saber quién está enfermo y quién no lo está, y la única forma de conseguir esos datos es hacer la prueba a quien presente síntomas. De los datos que viene ofreciendo el Ministerio de Sanidad en los últimos días se deduce que entre las personas certificadas como positivo en COVID-19, a las que se les ha hecho el test y han dado positivo, hay mucha variabilidad entre unas Comunidades Autónomas en el número de ingresados. En la Comunidad de Madrid, el porcentaje de hospitalizados es incongruente con el total de infectados ateniéndonos a lo que sabemos de la enfermedad, y eso significa que mucha gente tiene síntomas, pero no está siendo confirmada porque no se le ha hecho el test. En Madrid puede haber un 60 o 70 por ciento de infradiagnóstico. Y esas personas no diagnosticadas con sintomatología leve pueden estar transmitiéndola a otros en sus casas. Claro que, por supuesto, somos seres racionales, y si detectamos los síntomas, como decía, probablemente ya cuidemos las distancias, el lavado de manos y el resto de las medidas que nos recomiendan para evitar contagios. Pero sí sería fundamental tener el número de enfermos lo más aproximado posible, para evaluar la estrategia y tomar decisiones.
Evitar la reproducción de la enfermedad es ahora prioritario, ¿no? Las medidas de confinamiento del Estado de Alarma persiguen evitar el contagio, lo que en términos epidemiológicos se denomina el parámetro R: en el momento en el que ese número sea inferior a 1, significará que alguien infectado contagia a menos de una persona, por tanto, se estará controlando la enfermedad, se ha estabilizado su transmisión. A mí me interesaría muchísimo saber el patrón de las personas que se están contagiando después del confinamiento masivo que hemos hecho, porque ya ha pasado el periodo de incubación estándar, por tanto, las personas que se están contagiando hoy o ayer han enfermado después de que se haya iniciado el confinamiento. De esta manera podremos saber qué grupos se están contagiando: por ejemplo, qué porcentaje es personal sanitario, qué porcentaje son personas que han tenido que ir a trabajar, cuántas son personas que se han saltado la cuarentena y cuántos son de un último grupo que son los núcleos familiares, porque puede haber casas donde haya cuatro o cinco personas con algún positivo que esté transmitiendo el coronavirus. Tener esos datos nos daría mucha información sobre cómo están funcionando las medidas de confinamiento, porque si, por ejemplo, una buena parte de los contagiados son personas que han tenido que salir a trabajar, entonces quizá haya que restringir por completo las salidas a trabajar, o tomar otras medidas equivalentes. O si una parte importante de los contagiados son sanitarios, entonces tenemos un problema importante de personal sanitario, pero al menos podemos delimitar ese foco. Esta información debería tratar de conseguirse lo antes posible.
Se pone mucho de ejemplo la aplicación que utilizaron en Corea del Sur para controlar el virus, y aquí, algunas Comunidades y el propio Estado están trabajando en desarrollar también aplicaciones para detectar contagios. Las aplicaciones y la tecnología son útiles si se explotan adecuadamente. En Corea del Sur utilizaron la tecnología, que yo sepa fue el primer país donde se implantó un sistema de ese tipo que facilitaba la obtención de muestras fuera de los domicilios, pero lejos de los hospitales, para reducir contagios. Era un sistema con códigos QR muy útil porque se registraba en la aplicación de cada persona, en su terminal, si estaba infectada: metía sus datos y recibía una respuesta que le indicaba que se dirigiese a un determinado lugar donde le tomarían muestras, y recibía el resultado en 24 horas. Si daba positivo, quedaba geolocalizada, y eso permitía hacer mapas con clústeres de casos, y aislar esas zonas o proceder como se considerase. Por otro lado, parece ser que la autoridad coreana también ha utilizado la información para saber si esas personas han respetado la cuarentena. Corea además ha hecho tests masivos a la población, lo que es muy importante
Y aquí surge el debate sobre el Estado Gran Hermano o que tiene toda nuestra información, aunque es verdad que también la tienen muchas empresas tecnológicas. Así es, pero hay que pensar que es una situación de emergencia sanitaria. Tampoco nos gusta quedarnos en casa. Y ya lo decían los romanos: la salud pública es la ley suprema.
¿Qué hemos aprendido de esta crisis sobre nuestro Sistema Sanitario? Se está hablando de crear una nueva reserva estratégica y no está mal, no lo critico en absoluto. La idea es que, si dentro de uno o dos años ocurre algo parecido, haya material de reserva. Pero dependiendo de la envergadura de ese material, no sabemos si se podrá mantener. Lo que sí creo que sería posible es formar algo más al personal sanitario en patologías respiratorias aunque no formen parte de equipos neumólogos, tener reservas de respiradores, centros que puedan estar adaptados que no consuman recursos al estar vacíos y puedan convertirse rápidamente en estos hospitales de campaña que estamos conociendo ahora... Y, sobre todo, estamos aprendiendo lo indiscutible que es la entrega de nuestro personal sanitario. Sobre la incidencia del sistema de compra y demanda en la adquisición del material sanitario, por supuesto es mejorable, pero es una cuestión mucho más profunda, y por ahora tenemos que pensar que es lo que hay.
¿Habrá una ola de coronavirus en otoño? Es la pregunta del millón. No puedo contestar ahora mismo.