Quizá siente precedente y sea la primera de una gran evasión. Robert Habeck, colíder de los verdes en Alemania y el segundo político mejor valorado del país, acaba de cerrar sus cuentas en redes sociales, donde tenía más de 50.000 seguidores, y dice marcharse especialmente contento de Twitter, porque en esta red social, mantiene, sólo se fomenta la agresividad y la polémica, y saca lo peor de él mismo.

Se marcha justo al comienzo de un año electoral en el Este, y entre los motivos de su marcha están sus propias meteduras de pata, como la celebración que hizo el político, en un vídeo, de la victoria de su partido en Turingia para que este estado vuelva a ser “libre y democrático”, como si no lo fuera ya, ha sido parte de la República Federal durante casi 30 años. Un error que encendió la polémica y ya el año pasado había cometido en Baviera, sobre cuyas elecciones posteó: “por fin hay, de nuevo, democracia en Baviera”.

También ha pesado en la decisión del ecologista el hackeo, unos días antes de Navidad, contra los perfiles sociales de muchos políticos alemanes, de todas las tendencias excepto la extrema derecha. De muchos políticos sólo se han revelado los datos de contacto o de sus tarjetas de crédito, pero en caso de Habeck también se han colgado en Facebook conversaciones con su familia.

La pregunta es ahora si cundirá su ejemplo. Por su parte, el secretario general del Partido Socialdemócrata (SPD), Lars Klingbeil, ha expresado en un comunicado que "es correcto apostar por que en la red haya un debate político democrático y limpio. Lástima que Robert Habeck se haya decidido en contra". El ministro de Economía, Peter Altmeier, ha expresado que nadie está obligado a usar las redes sociales, pero ha añadido que no sólo Twitter sino también las cámaras y los micrófonos pueden llevar a alguien a caer en la tentación de polemizar.

El primer ministro de Turingia, Bodo Ramelow, del partido La Izquierda, que gobierna en coalición con Los Verdes y el SPD, ha restado importancia al error de Habeck y ha lamentado su decisión de abandonar las redes sociales. "Un político puede cometer un error. Pero el abandono me parece excesivo. Lo que tenemos que hacer es aprender todos a manejar mejor las redes sociales", ha declarado a medios alemanes.

En cuanto a la prensa, las reacciones han sido dispares. Algunos medios como el Handelsblatt o el Frankfurter Allgemeine Zeitung consideran que es una mala señal, pues, mantienen, es una forma de dejar el debate en las redes sociales en manos de extremistas.