Con ocasión del 11 aniversario de la guerra de Siria, la ONG Intermon Oxfam ha publicado que seis de cada diez personas en ese país no saben cómo conseguirán su próxima comida. Además, la entidad advierte de que "la dependencia siria de las importaciones de Rusia puede hacer que la crisis en Ucrania se extienda" a dicho país, porque podría aumentar la escasez de alimentos y haría que su precio se disparase aún más, prosiguió, teniendo en cuenta que solo en el último año, el coste de la comida ya se ha multiplicado por dos.

Para ofercer sus cigras, Oxfam ha entrevistado a 300 personas en zonas del país controladas por el Gobierno. De estas, cerca del 90 por ciento declararon que solo pueden permitirse comer pan, arroz y, ocasionalmente, algunas verduras. Tras diez años de conflicto, "la onda expansiva de la covid-19, la crisis bancaria libanesa y la crisis ucraniana están teniendo graves repercusiones en la tambaleante economía, interrumpiendo las importaciones de alimentos y combustible y haciendo que la libra siria se desplome a una velocidad vertiginosa", ha alertado Oxfam.

Según Moutaz Adham, director de Oxfam en Siria, “la población está al borde del abismo por el colapso de la economía". "En los alrededores de Damasco, la gente hace cola durante horas para conseguir pan subvencionado en las panaderías estatales, mientras que niños y niñas rebuscan restos de comida", señala. “Los esfuerzos por poner comida en la mesa”, continúa Adham, hacen que muchas familias recurran a medidas extremas: endeudarse para comprar alimentos, sacar a los niños y niñas de la escuela para que trabajen y reducir el número de comidas diarias.

En Siria, nueve de cada diez personas viven en la pobreza, la tasa de desempleo es del 60% y el salario mínimo mensual en el sector público ronda los 26 dólares estadounidenses.