Oleksiv Arestovich es asesor de Volodimir Zelenski y, en declaraciones al diario ucraniano de Segodnya, ha lanzado un mensaje halagüeño en medio del maremágnum de noticias negativas: “A principios de mayo podría lograrse un acuerdo de paz. Quizás mucho antes, ya veremos”. De esta manera esbozó que una de las posibilidades es que en “una semana o dos” haya un acercamiento de posturas entre Kiev y Moscú para la retirada de las tropas rusas o, en su defecto, “un intento para una segunda ofensiva”.

El asesor de Presidencia ha subrayado que, en caso de dirigirse hacia el segundo supuesto, Rusia está en busca de “mercenarios” en Siria para que se unan a las huestes de Vladimir Putin. “Cuando acabemos también con ellos se logrará el acuerdo de paz, con posibles combates locales, en mayo”, ha explicado Arestovich. No forma parte de la delegación ucraniana en la mesa de negociación con Moscú, pero conoce al dedillo los términos en los que se mueve la misma.

El viernes de la pasada semana, Putin verbalizó la idea de que “voluntarios” participen en la invasión de Ucrania. Unas palabras que se enmarcaron después de que el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, afirmara que más de 16.000 voluntarios de países de Oriente Próximo -sirios en su mayoría- se han puesto a disposición de Moscú para colaborar en la ofensiva militar.

Tiempo de reflexión

El lunes se celebró la cuarta ronda de contactos entre sendas naciones, pero se aplazó hasta a este martes. El principal asesor de Zelenski, Mijailo Podoliak, describió este parón como un “receso técnico” para facilitar “trabajo adicional” de subgrupos de trabajo, así como la especificación de ciertas definiciones.

Por el momento, ambos equipos negociadores se niegan a dar un paso en falso y evitan comentar sus pretensiones en público. Hasta la fecha, sí trascendió que las exigencias de Rusia pasan por el reconocimiento ucraniano de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, además de enterrar sus aspiraciones sobre Crimea. A esto, Moscú añadió el compromiso ucraniano de no adherirse a la OTAN en ningún caso. Sin embargo, estas demandas se antojan inaceptables para el país agredido.