Hace más de 200 días, cuando el cosmonauta Oleg Skrípochka y los astronautas estadounidenses de la NASA Andrew Morgan y Jessica Meir abandonaron la Tierra, disparados al espacio, todavía se podía salir a la calle sin restricciones y abrazarse sin miedo a contraer un virus letal. Pero cuando el pasado viernes la nave Soyuz MS-15 aterrizó en la estepa kazaja, con estos tres tripulantes de la Estación Espacial Internacional (ISS) a bordo, se tuvieron que extremar las medidas de seguridad sanitaria, debido a la pandemia del coronavirus.

“En casa sanos y salvos”, escribió la NASA en un tuit. “El aterrizaje de hoy concluye una misión de 205 días para @Astro_Jessica y Oleg Skripochka y una misión de 272 días para @AstroDrewMorgan. ¡Bienvenidos a casa!”. En una conferencia de prensa la semana pasada, Meir y Morgan dijeron que habían estado al tanto de cómo se estaba desarrollando la crisis del coronavirus en la Tierra, y observado desde tan lejos, el nuestro parecía otro planeta. Por su parte, Morgan expresó que “como médico de emergencias, sé lo que es estar en un hospital o en la primera línea de un hospital de campaña”, dijo. “Estoy muy orgulloso de ser parte de esa profesión, pero al mismo tiempo, siento culpa por estar tan separado de ella como podría estar ahora”.

Según informó la agencia espacial rusa, Roscosmos, la cápsula de descenso que integraban los tres astronautas tocó la Tierra el viernes a las 05.16 GMT al sureste de la ciudad kazaja de Zhezkazgán, algo más de tres horas después de haberse desacoplado de la ISSS. Los astronautas llegan del espacio con el sistema inmunológico muy frágil, por eso el protocolo que sigue la NASA en este tipo de aterrizajes incluye un chequeo médico que se les practica a estos profesionales en cuanto toman tierra, y el propio equipo de sanitarios y otros equipos de la NASA asisten a los astronautas en su aclimatación a la gravedad de la Tierra. Deben re acostumbrarse a cosas tan básicas como caminar. En las semanas posteriores al aterrizaje, su salud continúa siendo monitoreada.

En esta ocasión, dada la grave pandemia que sufre todo el mundo, la operación implicó el aterrizaje de ocho helicópteros Mi-8MTV5-1, aviones An-12 y An-26 y 19 unidades de equipamiento terrestre especial, incluidos cinco vehículos de búsqueda y rescate en tierra "Blue Bird”. Además, “la NASA se apegará estrechamente a las recomendaciones de los centros para prevención de enfermedades sobre el control de infecciones para el coronavirus cuando Andrew Morgan y Jessica Meir regresen a la Tierra y comiencen sus pruebas médicas y el período de readaptación posterior al vuelo”, había explicado previamente Courtney Beasley, portavoz del Centro Espacial Johnson de la NASA. “Esto incluye la limpieza de superficies, distanciamiento social, enfatizar la higiene de las manos, alentar a los miembros del equipo de la NASA que están enfermos a quedarse en casa y limitar el contacto con los miembros de la tripulación”.

El primero en abandonar la cápsula, de acuerdo con lo establecido en el protocolo, fue Skrípochka, comandante. Después, Jessica Meir, que fue evacuada del módulo de descenso y recibida por los médicos de la NASA. Morgan abandonó la cápsula en último lugar.

A causa de las limitaciones técnicas relacionadas con la situación epidemiológica, el descenso no se retransmitió en directo, como es habitual. También la ceremonia de bienvenida fue más sobria que en otras ocasiones debido a las estrictas precauciones introducidas por la COVID-19. Los contactos con el equipo quedaron reducidos al mínimo necesario, y todos los equipos de búsqueda y rescate desplegados para recibir a los tripulantes fueron previamente sometidos a pruebas de coronavirus, según la agencia Interfax.

Morgan llevaba 272 días en el espacio y su misión comenzó el 20 de julio pasado, cuando fue lanzado a la ISS a bordo de la Soyuz MS-13 junto al ruso Alexandr Skortsov y el italiano de la Agencia Espacial Europea (ESA) Luca Parmitano. Skrípochka, que acaba de completar su tercer vuelo espacial (acumula 536 días en órbita), y Meir llegaron a su vez la ISS a bordo de la Soyuz MS-15 el 25 de septiembre pasado -junto al emiratí Hazza al Mansouri-, y aterrizaron en la estepa kazaja tras 205 días en el espacio.