Lo de WhatsApp era lo último que cabía esperar: ahora tembién nos permite publicaciones efímeras (de 24 horas) en lugar de estados. WhatsApp, de ahora en adelante, también nos abre una puerta a la sobrexposición de nuestra cotidianidad; un medio de esencia escrita nos exige, de repente, fotos y fotos sobre quiénes somos.

Snapchat: el orígen

Todo empezó cuando apareció SnapChat unos cinco años atrás: una red social que se basaba en hacer vídeos de una duración máxima de 10 segundos. Pronto se hizo conocida y con el tiempo se añadieron famosos e influencers que convirtieron la aplicación en una mina de oro que nunca se llegó a capitalizar. SnapChat, a pesar de haber encontrado la fórmula del éxito: sobreexposición de la vida íntima sumado a la ridiculización personal (los famosos filtros), no conseguía rentabilizar sus números. Hasta que, recientemente, se empezaron a afianzar los rumores de salida a bolsa.

Y aquí irrumpe Facebook

Bueno, Facebook irrumpe en todas partes. Sin ir más lejos, Instagram y WhatsApp pertenecen a esta empresa. Fue precisamente la primera la que actuó como conejillo de indias durante el año 2016. En Instagram, recibimos una actualización que añadía las Stories, que no era más que un plagio descarado del concepto SnapChat. Pero funcionaba. Al fin y al cabo, Instagram ya era una red social de imágenes y vídeos, sin importancia del texto. La caducidad de estas imagenes no hacía más que sumar un valor añadido. Hace poco menos de un mes, este concepto de Stories, la acumulación de imágenes efímeras, llegó también a Facebook. Y tal vez, solo tal vez, pero seguramente no tan tal vez, no fue tan buena idea como podía parecer al principio. Al fin y al cabo, el concepto inicial de SnapChat era el de una comunicación pasiva, en la que el usuario recibía las imágenes y no tenía por qué contestarlas. En instagram, el feedback se reflejaba en los likes (más que en los comentarios). Pero Facebook es un red social basada en el feedback constante de las personas con las que mantienes relación. Se establece un dinamismo y una necesidad de que ello perdure en el futuro, que las Stories no contemplan.

Qué puñetas...

Pero tal vez podamos llegar a comprender la estrategía de Facebook si pensamos que los usos y públicos de las aplicaciones son distintos pero, vamos a ver, ¿de verdad era realmente necesario añadir las stories al WhatsApp? Eh, ¿en serio? ¿hasta este punto teníamos que llegar?

 

via GIPHY Es simple: no tiene sentido, ni utilidad, ni es cómodo, ni nah. Que no, que las Stories en WhatsApp no tienen razón de ser. Primero de todo porque es una puñetera aplicación de mensajería intantánea, que es su característica principal, ¡no las fotos!; segundo porque en WhatsApp puedes tener contactos de toda índole: estudios, trabajos, ligues, etc. que tal vez, o muy probablemente, no necesiten conocer tu vida privada; y tercero porque en los estados podíamos desarollar nuestra alma poeta, reflejo de quienes somos... y, en realidad, podíamos así cotillear a los otros. Así que Zuckerberg, deja de tratar de hundir a Snapchat con todas tus energías; porque los que son leales, lo seguirán siendo; y los que fuimos infieles ya estamos empezando a estar un poco hartos de tus juegos raros.   Foto de CC de Jan Persiel en Flickr