Los adolescentes están llenos de energía y vitalidad. Y, sin embargo, parecen estar permanentemente somnolientos. ¿Por qué? El motivo es simple; ellos necesitan más horas de sueño que los adultos.
No duermen todo lo que necesitan a diario
La investigación “Sueño y adolescencia”, de UCLA Sleep Disorders Center, muestra que la mayoría de los adolescentes no duermen las horas que necesitan a diario. Cada persona tiene su propia necesidad de dormir y puede variar de una persona a otra. Pero los adolescentes se encuentran en una etapa importante de su crecimiento y desarrollo y necesitan dormir más que los adultos.
Como término medio, necesitan aproximadamente nueve horas de sueño, cada noche, para estar alerta y bien descansado.
Dormir desde los 10 hasta los 25 años
Los hábitos de sueño y los cambios corporales de los niños entre 10 y 12 años tienen un vínculo muy estrecho con los años de la adolescencia.Por otra parte, los patrones de sueño de los adolescentes también están firmemente establecidos en sus vidas y no les resultará fácil cambiar la forma en que duermen.
Los problemas del sueño adolescente pueden continuar hasta bien entrada la edad adulta.
Por estos motivos, los resultados de esta investigación se pueden aplicar a las personas de entre 10 y 25 años de edad.
La necesidad de dormir
Hay dos factores principales que afectan el estado de sueño o a la alerta en un momento determinado del día. El primero es cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que se haya dormido. Esto se llama equilibrio sueño-vigilia. Si permanece despierto durante demasiado tiempo, su equilibrio de sueño-vigilia estará desactivado. Esto le hará tener sueño.El segundo factor que afecta su nivel de somnolencia es su reloj corporal interno. Este reloj controla los "ritmos circadianos" en el cuerpo (ciclos de 24 horas). Estos ritmos le hacen sentir somnoliento o alerta a intervalos regulares todos los días.
Los adolescentes pueden “quitarse los relojes corporales” al permanecer despiertos hasta altas horas de la noche.
Y sus relojes también estarán apagados si cambian constantemente su horario de dormir y despertar. Cuando sus relojes internos no se ajustan correctamente pueden tener mucho sueño cuando deberían estar completamente despiertos. Esto puede hacer que se duerman en clase, en el trabajo o mientras conducen.
Retraso de la fase de sueño
La pubertad es una etapa de desarrollo, un momento de diversos cambios corporales, los cuales están estrechamente relacionados con la forma de dormir.En este momento se produce un cambio de los ritmos circadianos, llamado "retraso de la fase de sueño". La necesidad de dormir se retrasa aproximadamente dos horas. Al principio, los adolescentes pueden percibir que sufren insomnio porque tiene dificultades para dormirse a la hora habitual.
Si se acuestan más tarde, no podrán dormir lo que necesiten (les siguen haciendo falta 9 horas).
Este cambio es una parte normal del crecimiento y es importante intentar adaptarse lo antes posible.
Si se resisten o ignoran este cambio, harán que este momento de transición sea más duro para su cuerpo; quedarse despiertos hasta altas horas de la noche, abusar de la cafeína o la nicotina también hará que sea difícil obtener un descanso de calidad.Al final de la semana, muchos adolescentes están cansados de todo el sueño perdido y creen que dormir hasta mucho más tarde el fin de semana los ayudará a ponerse al día. Esto solo conseguirá alterar más los relojes corporales y será aún más difícil conciliar el sueño y despertarse a tiempo cuando comience la semana siguiente.
Señales de alarma
Los padres juegan un papel vital para ayudar a los adolescentes a dormir lo que necesitan y deben prestar mucha atención a cómo duermen, actúan y sienten sus hijos. Estas señales les pueden dar algunas pistas de que no están durmiendo lo suficiente:
- Problemas para despertarse la mayoría de las mañanas.
- Carácter irritable a primera hora de la tarde.
- Se quedan dormidos fácilmente durante el día.
- Bajadas de la temperatura corporal.
- Duerme por períodos muy largos los fines de semana.
La falta de sueño a menudo se puede confundir con el trastorno por déficit de atención / hiperactividad (TDAH).
Se cree que algunos jóvenes tienen TDAH cuando en realidad tienen un problema con su sueño. Ambos problemas comparten muchos de los mismos signos. Los signos más comunes de un problema de sueño que comparte el TDAH incluyen los siguientes:
- Problemas para concentrarse.
- Cambios de humor.
- Hiperactividad.
- Nerviosismo.
- Comportamiento agresivo.
Peligro: conducción somnolienta
En cualquier caso, es muy importante recordarles siempre que no deben conducir nunca cuando se sientan cansados. Los accidentes relacionados con la conducción somnolienta se cobran la vida de más de 1.550 personas cada año.
Estos accidentes, generalmente, están causados por jóvenes menores de 25 años.
Los padres también pueden ayudar a los adolescentes a priorizar y organizar mejor su tiempo y a equilibrar los momentos de estudio y trabajo con los ratos de ocio, deportes, familia y amigos. Y, sobre todo, deben ayudarles a tener un punto de vista adecuado acerca del sueño; no es algo contra lo que luchar, ni hay que tratar de evitarlo. Muy al contrario es necesario convertirlo en una prioridad por sus múltiples beneficios: se sienten más alerta, con más energía, piensan con más claridad y toman mejores decisiones.
En definitiva; serán más felices y disfrutarán más de la vida. Un patrón de sueño saludable conlleva demasiados beneficios como para perderlos.
Algunos consejos para dormir mejor
- Evitar películas de acción, lectura intensa o estudio intensivo al llegar la noche.
- No consumir cafeína (incluidos refrescos y chocolate) después de las 16:00 hrs.
- Evitar fumar y beber alcohol. Además de dañar su salud, perturbarán el sueño.
- Una rutina de ejercicios regular y una dieta saludable ayudan a dormir mejor.
- Mantener las luces tenues por la noche.
- Abrir cortinas y persianas para dejar entrar luz por la mañana. Esto ayuda a mantener sus relojes corporales establecidos en el momento correcto.
- Si duermen una siesta, no debe exceder de una hora.
Fuente:
UCLA Health