Las excentricidades del cosmos son como juguetes en manos de los astrofísicos. La última está siendo Oumuamua, el enorme pedazo de roca proveniente de otro sistema que en algún momento de hace unos meses ingresó en nuestro Sistema Solar como el primer cuerpo interestelar conocido. 

800 metros de largo

Desde entonces, los científicos han tendido un ojo puesto en él. El trozo de roca de 800 metros de longitud y de color rojo oscuro ha pasado por diferentes categorizaciones, alguna de ellas de lo más peregrinas. Ahora aseguran que se trata de un cometa. 

Era un poco la idea inicial, pero la carencia de cabellera, la cola de gases que despenden los cometas hizo que los especialistas lo degradaran a simple asteroide. En un último estudio han vuelto a catalogarlo como cometa, respondiendo a otros criterios.

Por ejemplo, ha detectado en Oumuamua una aceleración distinta de la gravitacional. O al menos de la atracción que suponen los planetas del Sistema Solar y del Sol. Es decir, que la roca viaja por el espacio con su propia aceleración y, al parecer una órbita determinada. 


Expulsión de gases
Así que según los científicos, la roca debe de estar siendo impulsa por alguna fuerza que surge de su interior y que todavía no ha podido ser detectada. A medida que se acerca al Sol, el calor hace que en su interior se liberen gases que parecen estar sirviendo de propulsor.

También la observación más detallada ha permitido descubrir otros elementos más relacionados con esos viajeros espaciales. En concreto, la superficie rojiza que recubre un corazón de hielo.

Son las explicaciones que los investigadores han considerado más probables, después de descartar que la aceleración del objeto estuviera producida por otros elementos como el viento solar y la radiación.