En la Antigua Grecia y todos los milenios previos a la Revolución Industrial, la piel clara identificaba a las personas de clase social alta, porque sugería una vida a cubierto, lejos del trabajo en el campo. En las sociedades griega, romana e isabelina incluso se utilizaban blanqueadores para generar una piel pálida, pero a raíz de los procesos urbanizadores las clases obreras también se trasladaron a las ciudades, a trabajar en en minas y fábricas. Y en lo años 20, Coco Chanel decidió convertir el bronceado en un designio de elegancia, después de que le diera demasiado sol en un crucero por el Mediterráneo: las fotografías de su desembarco en Cannes sentaron En aquella época, las vacaciones todavía eran más  una aspiración que una realidad para mucha gente, y de nuevo el moreno se convirtió en una manera de dividir a las clases sociales.

Modas aparte, el moreno es, en realidad, un escudo natural contra la radiación ultravioleta del sol, que puede dañar el tejido de la piel con quemaduras solares y causar, a largo plazo, cáncer. Dicho en detalle, la exposición a los rayos ultravioleta hace que ciertas células de la piel produzcan el pigmento melanina, que se oscurece por oxidación. El pigmento absorbe la radiación ultravioleta y defiende la piel contra una mayor penetración en el tejido cutáneo.

Eso sí, no todos tenemos la misma cantidad de melanina, existen diferentes fototipos en función del nivel que tengamos. Se distinguen seis, el Fototipo I identifica a pelirrojos con la piel muy blanca y pecas; el fototipo II, a rubios con la piel clara, el fototipo III, a castaños con la piel clara; el fototipo IV, a los castaño oscuro con la piel morena; el fototipo V, a los castaño muy oscuro con la piel muy morena; y el fototipo VI, a las personas de piel negra.

En otros animales, la melanina tiene otra utilidad: absorbe el calor, esencial para los organismos de sangre fría, y colorea plumas de aves, escamas de pescado y tinta de calamar. También ayuda a los animales nocturnos a esconderse, e incluso agudiza la visión concentrando la luz dispersa.