El COVID-19 ha sido protagonista de nuestro día a día durante la mayor parte de 2020, y está tomando posiciones ya bien entrado 2021: a pesar de la vacuna y la relajación de las medidas sanitarias, no hay un final definitivo a la vista, y las renuncias que esto supone nos están provocando 'fatiga pandémica', un agotamiento que producen meses y meses de dedicar energía a lidiar con el estilo de vida pandémico, y todos los dramas y preocupaciones que ha causado la enfermedad.

Estrés, ansiedad, miedo o trastornos del sueño son algunos de los indicadores de esta patología, y Cruz Roja ha diseñado un nuevo programa de ayuda para evitarlos, con forma de teléfono: el 900 107 917 es el número de una línea gratuita que ofrece apoyo y acompañamiento a todas las personas, y especialmente a aquellas que, por sus circunstancias personales -enfermedad, soledad, edad avanzada, pérdida de empleo, diversidad funcional o falta de vivienda, entre otras-, se vean doblemente afectadas por esta crisis sanitaria.

Además, Cruz Roja ha redactado una lista de consejos que pueden ayudar a los momentos más difíciles que provoque el cansancio de la situación en la que nos encontramos.

  • Debemos ser conscientes y reconocer cuando debemos pedir ayuda psicológica.
  • Reconocer que los sentimientos ante esta nueva situación son naturales y normales, (ante una situación anormal, todo lo que ocurre es normal).
  • Cuidar nuestro cuerpo mediante alguna actividad física.
  • Procurar dormir de 7 a 8 horas diarias.
  • Cuidar nuestra alimentación, nuestro descanso y nuestro aseo personal.
  • Seleccionar las noticias y la fuente que decidimos escuchar.
  • Establecer rutinas de bienestar como practicar diariamente relajación.
  • Compartir anécdotas agradables.
  • Recrearnos con las cosas sencillas.
  • Valorar las cosas buenas cuando las tenemos.
  • Pensar que cuando sucede algo desagradable, no solamente nos sucede a nosotros y nosotras, sino que es el resultado de la situación que se vive actualmente.
  • Aceptar que nuestra vida ha cambiado y no tiene que ser necesariamente para mal.
  • Mantener diariamente el contacto con nuestros seres queridos, realizar actividades y nuevas rutinas que nos permitan disfrutar junto a ellos.
  • Mantener el contacto con personas que nos aporten bienestar a nivel mental, físico y espiritual.
  • Tratar de pensar de manera objetiva, pensando que los cuidados que llevamos actualmente son necesarios, sin juzgar si nos gustan o no.
  • Mantener hábitos y rutinas que incluyan la realización de actividades agradables.
  • Recurrir a otras personas cuando se sienta la desesperanza acusada.