Con unas dimensiones así ha sido necesario construirlo en el mar. Un parque eólico de 70 con molinos de 135 metros de diámetro. Una obra colosal que nos da medida del reto al que nos enfrentamos. Encontrar la manera de obtener energía sin acabar con el planeta.

Wikinger

El recientemente inaugurado parque eólico de Wikinger ha supuesto una inversión superior a los 1.400 millones de euros. Y la palabra inversión está empleado a propósito, dado que evitará la emisión de casi 600.000 toneladas de CO2 al año.

La instalación en medio del mar de esta infraestructura ha sido una obra de ingeniería brutal. Los 70 molinos tienen una altura total de 165 metros, pesan 222 toneladas y el rotor mueve unas palas de 67 metros a una altura de 75 metros.

Energía de una ciudad

A esto hay que añadir la creación de una subestación que gestione y mantenga el parque. Otra mini ciudad sobre el agua de 8.500 toneladas.

Para crear todo ese complejo fue necesario hacer cientos de profundas cimentaciones en el lecho marino y extender más de 80 kilómetros de cable.

El resultado es una central que no genera ni un gramo de CO2 en crear energía eléctrica para más de 350.000 hogares alemanes. Capaz de producir 350MW puede dar soporte a una ciudad de tamaño medio. Una ciudad que nunca más necesitaría contaminar para continuar con su vida cotidiana. Sí, es posible.