Un análisis realizado por la Universidad de Duke y publicado en PLOS Climate concluye que los coches eléctricos con baterías de iones de litio generan más emisiones que los vehículos de gasolina durante sus dos primeros años de vida útil. El motivo está en el proceso de extracción del litio y la fabricación de las baterías, que consume mucha energía.
Según el estudio, en ese periodo los eléctricos producen cerca de un 30% más de dióxido de carbono si se toman en cuenta todas las fases del ciclo de vida: producción del combustible, fabricación de baterías, ensamblaje y uso del vehículo.

A partir del segundo año, la balanza se inclina a favor de los vehículos eléctricos
Pasado ese tiempo, los coches eléctricos comienzan a compensar sus emisiones iniciales y, desde ese punto, reducen más CO₂ que un vehículo de combustión interna. El informe apunta además que, a medida que aumenta la capacidad de las baterías, cada kWh añadido consigue recortar más emisiones: unos 220 kilos menos de CO₂ de media en 2030 y unos 127 kilos menos en 2050.
El trabajo también analiza el daño económico asociado a la contaminación y al cambio climático a lo largo de la vida útil de los vehículos. La estimación es que los coches de gasolina generan entre dos y 3,5 veces más costes ambientales que los eléctricos. Tal y como resumen los autores, “los vehículos de combustión interna provocan entre dos y tres veces más daños que los vehículos eléctricos si se tienen en cuenta tanto el clima como la calidad del aire”.

Qué tuvo en cuenta el estudio
Para llegar a estas conclusiones, el equipo empleó el modelo Global Change Analysis Model (GCAM) y proyectó varios escenarios de aumento del uso de vehículos eléctricos en Estados Unidos hasta 2050. La investigación incorporó datos sobre fabricación, combustible y uso real de los vehículos.
Los autores aclaran que se hicieron supuestos sobre kilometraje, duración de los coches y tamaño medio de las baterías en el mercado estadounidense. También señalan que no se incluyeron las emisiones asociadas a la creación de infraestructura de carga.
Pese a esas limitaciones, los investigadores prevén que los beneficios de la movilidad eléctrica crecerán en las próximas décadas, especialmente si la generación eléctrica continúa reduciendo el uso de combustibles fósiles.
Pankaj Sadavarte, autor principal, destaca: “Nuestra investigación demuestra que la transición de vehículos de combustibles fósiles a vehículos eléctricos de batería (VEB) puede mejorar significativamente el clima y la calidad del aire con el tiempo. Si bien los VEB inicialmente presentan mayores emisiones durante su ciclo de vida debido a la extracción de combustible y la producción de baterías, nuestro análisis, mediante el Modelo de Análisis del Cambio Global, demuestra que superan rápidamente a los vehículos de combustión interna, reduciendo las emisiones de dióxido de carbono y los contaminantes atmosféricos nocivos. A medida que la red eléctrica estadounidense se vuelve más limpia, las ventajas económicas y ambientales de los VEB se consolidarán aún más".
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