Resulta curioso que haya quien a estas alturas niegue el cambio climático. Sobre todo porque si hablamos de ascenso de las temperaturas como algo moderno nos equivocamos. Ahora están más en los medios porque la situación es crítica. Pero todo el proceso físico por el que se produce es conocido desde hace siglos. 

En el siglo XVIII

El primero en ver que algo no encajaba fue el científico francés Joseph Fourier a mediados del siglo XVIII. Fourier se percató de que si fuera por la distancia del Sol, a la Tierra, nuestro planeta debería ser una bola helada. Sin embargo, era el vergel templado que todos conocemos. Fourier dedujo el efecto invernadero. La atmósfera de la Tierra capturaba y mantenía el calor del Sol.

No fue hasta unas décadas más tarde cuando John Tyndall y Eunice Foote midieron la cantidad de calor que podían almacenar ciertos gases como el CO2. Estos cálculos permitieron a Svante Arrjenius realizar las primeras proyecciones sobre acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera y ascenso de las temperaturas a principios del siglo XIX. Hay que resaltar que sus cálculos fueron rechazados en su época.

La mano humana

En 1938 se produjo otro gran avance en el estudio del cambio climáticos. Guy Callendar fue el primer científico que estableció una relación entre la actividad humana, las emisiones de gases de efecto invernadero y el alza de las temperaturas. Después de un siglo de industrialización, los resultados ya comenzaban a notarse en nuestra atmósfera. 

 A partir de ahí, la relación entre calentamiento global, cambio climático y actividad humana ha sido continuamente refrendando por cuantos estudios científicos se han realizado en 1959, Edward Teller volvió a señalar de nuevo a los combustibles fósiles como responsables del incremento del calor, simplemente comparando tablas de consumo y de temperaturas. En 1965 comenzaron las malas relaciones entre lo científicos y los políticos cuando Lyndon B Johnson rechazó un informe que urgía a tomar medidas

Y así hasta que en 1992 nadie pudo dar más la espalda al problema y la ONU aceptó que el cambio climático era una amenaza creada por el hombre.