La obsolescencia programada y las modas hacen que cambiemos de móvil, y hasta de aparatos electrónicos, con muchísima frecuencia. Por eso es imprescindible tomar consciencia de que el reciclado de los residuos electrónicos permite recuperar minerales y materiales escasos (como el coltán, cuya obtención genera, a su vez, más daño ambiental e incluso conflictos que se saldan muertos y refugiados) y reduce el impacto que ocasionarí la degradación de estos desechos en la basura común.

También está la opción de hacer de este reciclaje un acto solidario, que nos brinda ahora la campaña Movilízate por la Selva, por la que podemos reciclar móviles usados y convertir sus beneficios en proyectos educativos y apadrinar un chimpancé.

Es el Instituto Jane Goodall quien impulsa la iniciativa, y calcula que en España hay más de 50 millones de líneas de teléfonos móviles activas, con millones de terminales reemplazados cada año que se guardan o se tiran, con una tasa de reciclaje inferior al diez por ciento. Desde el año 2016 “hay más dispositivos móviles que personas en el mundo”, según el Informe Ditrendia Mobile, que asegura que “existe una media de 3,2 terminales conectados por persona, y sólo se recicla el 10%”. La obsesión por la actualización tecnológica nos lleva a realizar “un cambio de terminal” cada 30 meses, a pesar de que un teléfono móvil puede durar hasta 7 años.

Los terminales en desuso pueden ser enviados gratuitamente, con una etiqueta pre-franqueada disponible en la web de la campaña, y posteriormente la compañía Movilbak-Eurekamovil aportará su valor oficial de reciclaje al Instituto Jane Goodall. Los beneficios obtenidos en esta campaña se convertirán en materiales educativos para niños y niñas africanos, alimentos y medicinas para chimpancés rescatados o semillas y árboles en las selvas de África.

La ONG, además, sorteará mensualmente apadrinamientos del programa “Chimpamigo@s”, dando la posibilidad de dar apoyo concreto a más de 150 chimpancés que viven en el Centro de Rehabilitación de Chimpancés de Tchimpounga, en la República del Congo y al programa de investigación y conservación en Senegal.