Fue hace 50 años cuando el Senado de Estados Unidos propuso esta fecha, el 22 de abril, para homenajear a la Madre Tierra, y finalmente la Asamblea General de Naciones Unidas adoptó la iniciativa en 2009. Hoy se cumple medio siglo del Día de la Tierra, aunque, debido a la dramática y grotesca coincidencia con la pandemia que ésta sufre, no se han convocado las habituales concentraciones ecologistas presenciales.

El parón de actividad que ha provocado la gestión de la pandemia ha provocado una reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera que, previsiblemente, se convertirá en la mayor caída anual de la historia, pero el clima apenas va a notar este descenso, debido al tiempo que permanece el CO2 en la atmósfera.

En este 2020 y en medio de una crisis sociosanitaria, asociaciones como WWF recuerdan que la salud de la Tierra está vinculada directamente a la salud de los terrícolas, y que la actual pandemia se ha transmitido de animales a humanos, como ya ocurrió con el SARS, el MERS y el Ébola. Advierten de que la pérdida de biodiversidad facilita la transmisión y propagación de patógenos potencialmente peligrosos para los humanos. También se critica el creciente comercio ilegal de vida silvestre.

Sí se ha invitado a la participación digital a través de la aplicación Earth Challenge (Desafío de la Tierra) que impulsa Earth Day Network: está disponible en once idiomas y anima a la población confinada a conectar con la naturaleza mediante la observación, así como compartir los datos en una nube de ciencia ciudadana y llenar lagunas de datos para la formulación de políticas específicas.