Sustituiría los tres principios activos que, actualmente, han de tomarse los pacientes con VIH, reunidos en una pastilla, para mantener a raya la carga viral y evitar que se desarrollen dolencias como la neumonía o la tuberculosis, por una inyección mensual con dos moléculas. Es una propuesta científica de un grupo de investigadores británicos, presentada en París y publicada estos días en The Lancet y en la revista científica New England Journal of Medicine. Se ha probado ya con éxito en cuatro países africanos donde esta enfermedad tiene especial virulencia: Uganda, Zimbabwe, Malawi y Kenia. Ha sido en un experimento clínico que ha durado dos años, y en casi el 90 % de los casos, el virus se mantuvo contenido, la carga viral indetectable en los pacientes, tanto si las inyecciones eran cada cuatro semanas como si eran cada ocho.

Una alianza de varios laboratorios

La primera molécula inyectada, llamada cabotegravir, está desarrollada por el laboratorio ViiV Healthcare, una filial de GSK, Pfizer y Shionogi especializada en el HIV, donde trabaja unos de los autores del estudio, David Margolis. La segunda molécula (rilpivirina) está siendo desarrollada por el laboratorio Janssen, del grupo Johnson and Johnson. Esta nueva terapia se pondrá pronto en circulación, y cuesta 4 euros más que el tratamiento actual.