Un equipo de la Estación Experimental del Zaidín, centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Granada, ha participado en un estudio que analiza cómo las algas pueden influir en las emisiones de gases de efecto invernadero de los rumiantes. En la investigación también colaboran la Universidad de Queen's (Reino Unido) y el Centro de Investigación Alimentaria Teagasc (Irlanda).

Los ensayos muestran que incorporar algas marinas a la alimentación del ganado reduce de forma significativa la producción de metano. Las especies Himanthalia elongata y Fucus vesiculosus llegaron a disminuir las emisiones hasta un 40% en pruebas de laboratorio, gracias a su contenido en florotaninos, compuestos con propiedades antioxidantes.

Un trabajo dentro del proyecto europeo SeaSolutions

La investigación forma parte del proyecto europeo SeaSolutions y cuenta con apoyo del programa Horizonte 2020. Los resultados se han publicado en la revista Journal of Science Food and Agriculture.

La novedad de este estudio es que, por primera vez, se han analizado de manera conjunta seis especies de algas rojas y pardas procedentes de Irlanda: Alaria esculenta, Ascophyllum nodosum, Asparagopsis taxiformis, Chondrus crispus, Fucus vesiculosus y Himanthalia elongata. Además, se evaluaron extractos de Himanthalia elongata y Chondrus crispus para comprobar su efecto en la fermentación de la digestión de los animales.

Fucus vesiculosus

Dosis limitadas y efectos a diferentes tiempos

Los investigadores advierten de que las algas no forman parte de la dieta natural de los rumiantes, por lo que es necesario ajustar la cantidad. “Si le damos una cantidad mayor al uno por ciento, pueden ser perjudiciales para el animal, por tanto, come menos y afecta su digestión”, explicó David R. Yáñez-Ruiz, uno de los autores del trabajo.

El análisis se realizó en diferentes fases: a las cuatro, 24 y 48 horas de la ingesta simulada. En el primer tramo horario, dos extractos derivados de algas marinas Himanthalia elongata y Chondrus crispus obtuvieron una reducción de metano del 40,9 por ciento y el 31,1 por ciento, respectivamente. La primera especie fue la única alga marina probada que redujo la producción de metano en un 4,9 por ciento a las 24 horas. A las 48 horas, Fucus vesiculosus, Chondrus crispus, Himanthalia elongata, Chondrus crispus y Himanthalia elongata mostraron reducciones de 14,4 por ciento, 2,9 por ciento, 1,9 por ciento, 2,8 por ciento y 42,8 por ciento, respectivamente.

Cómo se hicieron los experimentos

El equipo del Zaidín diseñó un sistema de digestión simulada en laboratorio. Para ello, se utilizaron muestras del líquido ruminal de vacas que se incubaron en botellas de vidrio con dietas habituales, a las que se añadieron las diferentes algas. Se introdujo dióxido de carbono para reproducir la fermentación del estómago del animal y los recipientes se mantuvieron a 39 grados. En cada fase se midieron los gases generados y se analizaron mediante cromatografía.

Este proceso simplifica la digestión del rumiante y permite "medir muchas muestras en poco tiempo, lo que ha resultado útil en este tipo de ensayos donde se requería analizar muchas algas". Sin embargo, el siguiente paso contará con nuevos experimentos más complejos en las especies donde se han obtenido mejores resultados. "Se trata de ensayos in vitro más prolongados con sistema de fermentadores que duran semanas, ya que existe un proceso de adaptación de la microbiota del animal donde los microorganismos de la panza degradan los compuesto antimetano y acaba el efecto".

Próximos objetivos

Según Yáñez-Ruiz, “las algas Himanthalia elongata y Fucus vesiculosus son prometedoras para la mitigación de gases de efecto invernadero en rumiantes, contribuyendo así a su seguridad alimentaria”. No obstante, subrayó que todavía es necesario realizar estudios in vivo, es decir, directamente en animales, para confirmar la eficacia de estas especies como posibles ingredientes en la alimentación ganadera.