También las células del organismo disponen de un reloj interno, capaz de activar o desactivar los programas biológicos coordinadamente y según las fases del día. Es el conocido como ritmo circadiano, y regula, por ejemplo, nuestro ciclo de sueño nocturno, y según revela una investigación publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, también decide el mejor momento para vacunarnos.

Y es que los científicos Nathalie Labrecque, Nikolas Cermakian y su equipo, del Centro de Investigación Hospitalario Maisonneuve-Rosemony y el Instituto Universitario de Salud Mental Douglas (Montreal) han hallado que la respuesta de las células del sistema inmunitario ante la vacunación es mayor a mediodía. Las pruebas con las que obtuvieron los resultados se hicieron con ratones, a los que dividieron en dos grupos: el primero recibió la inmunización a mitad del día, y el segundo a medianoche.

Siete días después, el bazo de los roedores vacunados a mediodía contenía el doble de linfocitos T CD8+. Y la activación de estas células del sistema inmunitario es esencial para una óptima protección inmunológica, porque si se produce una infección o vacuna, los linfocitos T CD8+ supervivientes adquieren la capacidad de “recordar” el patógeno, lo que se traduce en una respuesta de defensa rápida.