Las relacionamos con la proliferación de enfermedades, pero las bacterias también están haciendo avanzar a la ciencia. No en vano, estos microorganismos unicelulares pueden ayudar a investigar la posible vida en otros mundos, suministrar energía a robots espaciales, paliar la desnutrición infantil, tratar algunas enfermedades respiratorias y prevenir la diabetes.

Viven en nuestro intestino, en nuestra nariz y en nuestra garganta. Están en el suelo, en el agua que bebemos, en la de ríos y estanques o en el mar, según ha explicado a la Agencia EFE Begoña Oleaga, experta en biotecnología aplicada a los alimentos. Oleaga es la autora de un trabajo presentado ante la Universidad Nacional de Educación a Distancia, UNED (España) donde expone que, en general, hay más bacterias beneficiosas que patógenas, y a veces colonizan los alimentos y previenen que las patógenas crezcan, o producen toxinas químicas para prevenir el crecimiento microbiano.

De los usos alimentarios que se le dan a algunas bacterias sería un buen ejemplo el ‘Lactobacillus’ o las ‘Bifidobacterias’, presentes en las leches fermentadas, yogures y otros alimentos probióticos. Además, según ha publicado la revista Materia, al estudiar en Malaui (África) las razones por las que la desnutrición afecta de manera desigual a los niños menores de 5 años, científicos de la Universidad de Washington en San Luis, WUSL, (EE.UU.) han descubierto que, además de la falta de comida, existe otro factor extraordinario que explica dicha desigualdad: las bacterias que viven en gran cantidad en el intestino humano, cumpliendo importantes funciones en la digestión o la absorción de los nutrientes. El mal estado de las bacterias que viven en el intestino de los niños malnutridos, y la propia desnutrición, se agravan recíprocamente.

Por otro lado, las bacterias intestinales pueden prevenir la diabetes, al producir sustancias bioquímicas y hormonas que impiden el desarrollo de esta dolencia, según una investigación conjunta en la que participaron científicos japoneses, dirigida por los profesores Jayne Danska, del Hospital de Niños Enfermos de la Universidad de Toronto (Canadá), y Andrew Macpherson, de la Clínica de Cirugía Visceral de la Universidad de Berna (Suiza).

Por otra parte, una bacteria muy frecuente en la Tierra posee una resistencia y capacidad de adaptación extraordinarias, ya que sería capaz de sobrevivir en Marte, pese a las bajas presiones y la helada atmósfera de dióxido de carbono que existen en el inhóspito Planeta Rojo, según han descubierto investigadores de la Universidad de Florida, UFL, en Estados Unidos. La bacteria ‘Serratia liquefaciens’ puede vivir en la piel, el pelo y los pulmones de las personas así como en peces, ecosistemas acuáticos y hojas y raíces de numerosas plantas y “está presente en un amplio rango de nichos ecológicos de temperaturas medias”, según el microbiólogo Andrew Schuerger, de la UFL.