No es que todos, ni siquiera muchos, miremos escrupulosamente las fechas de caducidad de lo que compramos y comemos. ¿Es relevante ese dato? ¿Es peligroso obviarlo, implica un riesgo directo para la salud?La fecha de caducidad de un alimento indica el fin de su vida útil, del tiempo que transcurre desde su elaboración hasta su deterioro, y nos sugiere hasta qué momento podemos consumirlo para degustar intactas sus propiedades, su sabor, color, olor, textura…La
Organización Española de Consumidores (OCU) ha lanzado un comunicado explicando "la diferencia entre fecha de caducidad o de consumo preferente", y señalando diez productos "que, mientras no estén abiertos", se pueden consumir después de su fecha.
Fecha de caducidad o de consumo preferente
La diferencia es fácil: "Si se consumen después de su fecha, los primeros pueden poner en riesgo nuestra salud mientras que los segundos no son peligrosos".Pero no constituye un problema consumir estos diez alimentos con fecha de consumo preferente días o semanas después, mientras no estén abiertos ni presenten signos de estar deteriorados, aunque puede que tengan peor sabor o textura:
- Yogures.
- Pan de molde.
- Patatas fritas y frutos secos.
- Bollos y galletas.
- Refrescos y alcohol.
- Pastas, arroces y legumbres.
- Mermelada y mantequilla.
- Embutidos y quesos curados.
- Sopas y salsas de sobre.
- Envases de tomate.
Alimentos calificados no perecederos
Por otro lado, "hay alimentos que
no llevan ni fecha de caducidad ni fecha de consumo preferente, como por ejemplo: las
bebidas alcohólicas con una graduación superior a un 10% del volumen;
frutas y hortalizas fresca; pan y bollería de consumo en 24 horas, vinagre, sal, azúcar, chicles...". Aunque eso no obsta para que se estropeen al cabo del tiempo, pero no tienen obligación de llevar una fecha de caducidad.Concretamente, "las
bebidas alcohólicas algunas sí que se estropean con el paso del tiempo, aunque sean años", por lo que las
organizaciones de consumidores "venimos defendiendo que deberían llevar fecha de consumo preferente". Hay
vinos que "lejos de mejorar se estropean con el tiempo y aunque no suponga un riesgo para la salud, merma mucho la calidad del producto".Para las
frutas y las verduras, el paladar "es el mejor juez": el
aspecto, el sabor, la textura y el olor del alimento permiten saber en qué estado se encuentran. Se pueden comer "si no están exageradamente pochas o deterioradas". Eso sí, es importante "retirar las zonas podridas o enmohecidas, quitando un buen trozo a su alrededor, al menos un centímetro o incluso algo más".
Cuidado con la carne y el pescado
Con lo que sí hay que tomar precauciones es con la carne y el pescado, "que se ponen malos rápidamente".
Pasada la fecha de caducidad, "hay que
abstenerse de comer carnes, pollo, pescado o queso fresco. El riesgo puede presentarse incluso
antes de esa fecha si los alimentos no se han conservado a temperaturas adecuadas." Pueden portar
microbios, y algunos de ellos, "al proliferar, desencadenen
intoxicaciones y enfermedades".