Mar Romera es maestra, licenciada en pedagogía y en psicopedagogía. Su currículum como especialista en inteligencia emocional es enorme: autora de una veintena de libros dedicados a la escuela, la infancia y la didáctica activa; presidenta de la Asociación Pedagógica Francesco Tonucci (organización formada por docentes, madres, padres y profesionales implicados en la mejora de la calidad de la educación centrada en la formación integral del docente); directora del Máster Inteligencias Múltiples en el grupo Florida Universitaria; asesora pedagógica en diferentes centros y autora del modelo pedagógico "Educar con tres Cs: capacidades, competencias y corazón". Además realiza formación permanente del profesorado en diferentes comunidades autónomas, en colaboración con las diferentes consejerías de educación, y es ponente en multitud de cursos, jornadas y congresos.

En esta faceta de divulgación de sus conocimientos, Mar Romera formó parte de los ponentes que participaron en un webinar organizado por EduCaixa dentro del ciclo EduCaixa Talks, en el que se reflexionó sobre la importancia de la educación emocional durante la etapa de Primaria y su método de las tres Cs. Lo hizo junto al psicopedagogo Rafael Bisquerra, uno de los grandes referentes en nuestro país en educación emocional y la pedagoga Arantxa Ribot, responsable de la línea de evidencias en educación de EduCaixa. 

La Fundación "la Caixa" organiza periódicamente estos encuentros online con el fin de reflexionar sobre los retos de la educación del siglo XXI.

 

 

PREGUNTA- Eres especialista en inteligencia emocional y eso lo has aplicado a la educación para crear modelos pedagógicos. ¿Puedes explicar brevemente en qué consisten?

RESPUESTA- Aunque he trabajado en todas las etapas del sistema educativo, en la actualidad lo que hago de una manera más evidente es el acompañamiento de centros que aplican programas de innovación para transformarse. En ese proceso de acompañamiento, las cosas son más fáciles si se hacen desde un marco conceptual, desde un marco estructural, en cuanto a currículum, en cuanto a valores y en cuanto a formato de trabajo. Tras 30 años de experiencia, he diseñado ese programa, un modelo de educar con 3 Cs: capacidades, competencia y corazón. 

"Confundimos educación emocional con afectividad. La educación emocional tiene una estructura intencionada"

P.- Dices que tu propuesta de educar con tres Cs es una propuesta de educación emocional, pero también emocionante, ¿por qué emocionante?

R- En ocasiones confundimos educación emocional con afectividad. Es decir, la educación emocional, como tal, sería una estructura intencionada, que incluye procesos de alfabetización emocional, de conciencia, de solidarización. De forma cotidiana, podríamos decir, como si tuviésemos que estudiar y practicar. Conocer las emociones, saber cuáles son sus respuestas fisiológicas, motrices, qué neurotransmisores se activan, qué le pasa a nuestro cuerpo, qué diferentes emociones hay. Es decir, la educación emocional sería estudiar y practicar, entrecomillando la palabra estudiar.

"Si yo no te quiero, tú no vas a aprender nada"

Pero por otra parte, nuestros niños y niñas no aprenden nada de lo que les enseñamos, nos aprenden a nosotros, aprenden de sus referentes y lo hacen cuando se sienten seguros, queridos, admirados y escuchados. Aprenden cuando diseñamos situaciones de aprendizaje con las plataformas emocionales oportunas. Esa parte sería una educación afectiva, una educación emocionante... y en muchas ocasiones se confunden. Es decir, si yo te quiero mucho, no significa que tú estás aprendiendo cómo se comporta el miedo en tu cuerpo, eso hace falta aprenderlo. Pero si yo no te quiero, tú no vas a aprender nada.

"Para enseñar a un niño, en palabras de Fernández Bravo, hay que hacerlo desde el cerebro del que aprende, no desde el cerebro del que enseña"

P.- Tú dices que el que enseña aprende también, que es una relación de ida y vuelta en la que todos aprendemos. ¿Qué aprende el adulto del niño?

R.- Casi todo. Lo primero es que los niños y las niñas tienen una capacidad de mirar, de escuchar y de comprender el mundo desde una altura diferente. Como decía Sir Ken Robinson, donde la creatividad es una fuente real de conocimiento. Para enseñar a un niño, en palabras de Fernández Bravo, hay que hacerlo desde el cerebro del que aprende, no desde el cerebro del que enseña. Esto yo no lo puedo hacer si no modifico mis conocimientos cada día. 

P.- ¿Cómo se forma al profesorado en educación emocional?

R.- ¿Cómo se forma o cómo me gustaría que se lo formara? Habría que hacer una división importante. La primera, hablar de la formación inicial del profesorado y empezar por las raíces, que sería formar al profesorado que forma inicialmente, o sea, al profesorado universitario. Allí tenemos un descontrol tremendo y es muy triste lo que está sucediendo en la universidad y en muchas facultades de formación de profesorado.

Otro punto importante es la selección de recursos humanos y tenemos el peor de los sistemas de acceso a al función pública. No puede ser peor, incluyendo el concurso de traslados. Está obsoleto, con un temario de 1990 y en 30 años ha cambiado todo en el mundo, muchísimo.

Luego tendríamos la formación continua del profesorado, que habría que estructurarla desde portafolios personales, procesos de crecimiento personal, y el diseño de una carrera profesional, que activara y motivara a los decentes. Esto tendría que estar acompañado de los proyectos educativos de cada uno de los centros, donde cada centro marcara su propio itinerario de formación.

"La clave del éxito de una educación es la relación interpersonal"

P.- ¿Qué países podrían servirnos como referentes para mejorar el sistema?

R.- A mí no me gusta utilizar países como referentes. Me gusta hablar de que en nuestro propio país, en el que tenemos muchísimos docentes espectaculares. Lo que hace falta es validar a estas personas y potenciar un sistema que les haga fuertes. Evidentemente, de cada uno de los países yo sacaría algo, pero en Finlandia hace mucho frío, en Andalucía hace mucho calor. Eso parecerá una tontería, pero ya no podemos equiparar nada. Y como eso, otras muchísimas cosas. En España tenemos centros que tienen estructuras muy similares a posibles estructuras de Finlandia. Cuando hablamos de un modelo de Estados Unidos o no, con el fracaso escolar o la violencia que hay... ¿Esto significa que no allí no me encuentro escuelas de élite? Pues igual que aquí. Es decir, las experiencias de éxito en Educación no son exportables. Si tú eres docente y tienes una experiencia de éxito maravillosa en tu centro, y te sale súper bien, pues yo tendría que ir, mirarte, copiarte, y hacerla en el mío. Esto sería la lógica que se hace en empresas, que se hace en la vida, que se hace en cualquier sitio. Ya, pero es que tu experiencia de éxito te ha salido bien porque eres tú. Entonces, si yo te quiero copiar, te tengo que llevar a ti también, y me tengo que llevar a tu alumnado. Porque somos personas, y la clave del éxito de una educación es la relación interpersonal. Por tanto, si rompo esa variable de la ecuación, ya todo lo demás no tiene mucho sentido.

P.- ¿El modelo se puede aplicar a toda la educación, independientemente de la asignatura?

R.- Por supuesto. El modelo como tal es aplicable a toda la educación. Y la propuesta integral, mucho más disruptiva, es que las asignaturas deben empezar a desaparecer. Tenemos que apostar por un modelo transdisciplinar. En Google no hay asignaturas.

P.- Hay un valor que destacas por encima de todos, que es la bondad. Dices que el docente tiene que ser buena persona. ¿Es esa la base en la que se sustenta la educación emocional?

R.- Para mí es un requisito imprescindible. Educar es dar. Y dar es un hecho que se hace desde el agradecimiento y la generosidad. Claro que necesito a las buenas personas. No solo esto, sino buenas personas equilibradas emocionalmente. Porque si el docente que está con peques de 4, de 5, de 7, de 12 años, anda enfadado, mal pagado, mal reconocido, triste..., es imposible que haga un buen elemento educativo. Tenemos que tener en cuenta que la escuela es la segunda oportunidad de muchos niños. Y no tenemos derecho a robarles su única oportunidad en la vida. La familia es la primera, claro que sí. Pero la familia no es profesional y qué culpa tengo yo, decía Serrat, de "haber nacido en la puerta de al lado". A la escuela sí se le puede pedir lo que no podemos pedir a las familias y somos la segunda oportunidad de muchos niños. Los niños y niñas tienen derecho a encontrar su mejor versión.

"Si parto del odio, del reproche y la ira, lo que vaya a construir en adelante, saldrá mal. Solo tenemos que mirar en nuestro Congreso de Diputados"

P.- En esa misma línea, hablas del agradecimiento, que dices que es la memoria del corazón. ¿Cómo se debe expresar este agradecimiento?

R.- El agradecimiento nos hace estar en calma. Siempre en un proceso, en un modelo educativo, en un proceso de aculturización, de intentar garantizar la pervivencia de nuestra propia sociedad, tenemos que agradecer, y tenemos que agradecer lo que ha sucedido ayer. En cualquier situación, si parto del odio, del reproche y la ira, lo que vaya a construir en adelante, saldrá mal. Solo tenemos que mirar en nuestro Congreso de Diputados. Sin embargo, sabiendo que en épocas diferentes pasan cosas diferentes. Por ejemplo, juzgar a Isabel la Católica, que vivió en el 1400, 1500, con aquellos valores, igual tiene algo bondadoso y algo de lo que aprender. Es necesario agradecer. Agradecer porque tengo este cole, agradecer a estos chicos y chicas que me escuchan, agradecer la oportunidad. El agradecimiento nos ubica en la admiración. La admiración es una emoción básica que realmente es la emoción en la que se ancla el sentimiento amor. El amor viene de la admiración, igual que el agradecimiento. Dice Francisco Mora "solo se aprende aquello que se ama". Debo agradecer a lo que ha sucedido antes, a lo que está sucediendo, y desde esa admiración puedo construir. Porque ahí sí hay opciones de que aparezca la bondad, a que aparezca la entrega, la esperanza. Aparecen aquellas emociones como plataformas de acción, que le dan cobertura a los valores que realmente son propios de educación a la infancia.

P.- Respecto a cómo se juzgan esos valores, hablabas de Isabel la Católica que vivió entre los siglos XV y XVI. ¿Cometemos el error, si es que es un error, de juzgar el pasado con parámetros del presente?

R.- Efectivamente. Desde mi punto de vista es una falta grave de pensamiento crítico, de interpretación subjetiva, y además es una manipulación. Estamos en la era de la información y parece que tuviésemos acceso a todo. Pero sin embargo nos encontramos tremendamente desinformados si no sabemos mirar desde las distintas perspectivas ante un mismo acontecimiento. Si no tengo desarrolladas las habilidades para pensar de forma crítica, para actuar de forma crítica, pues evidentemente no tiene mucho sentido. Construir desde el odio, desde el juicio destructivo, no tiene sentido porque no tenemos nada. Esto no significa que no tengamos que mirar el pasado y no tengamos que mirar la historia para aprender de ella para intentar no caer en la misma piedra. Nuestros peques necesitan construir en respeto, y no en crispación, porque eso no les va a servir de nada. Decía Federico Mayor Zaragoza "no os preocupéis del planeta que les vais a dejar a vuestros hijos, preocupaos de los hijos que le vais a dejar al planeta".

P.- Cuando hablamos de la educación en lo emocional, lo primero que viene a la mente como herramienta son las artes. ¿Tienen importancia en este modelo?

R.- Tienen mucha importancia, pero porque nos da la opción a conocer un poco más nuestro cerebro. El ser humano es el único animal mamífero superior capaz de emocionarse con la imaginación. Esto es muy chulo. Por ser capaces de emocionarnos con la imaginación, somos capaces de escribir una gran obra literaria o de construir una magnífica pieza de ópera, o de hacer esculturas maravillosas. ¿Por qué? Porque cuando imagino, me emociono. Y si me emociono, creo. La creatividad se basa en la imaginación y en la emoción. Pero esto es una cuestión neurológica, nuestro cerebro funciona así. Funciona así porque tenemos dos mecanismos neurológicos fundamentales. Uno es emocional y el otro es cognitivo. El emocional siempre va antes que el cognitivo. Siempre primero me emociono y luego pienso. Luego cuando pienso, pues ya explico por qué he hecho eso. Pero la emoción es siempre la que nos obliga a actuar y luego la razón viene y me explica por qué lo hemos hecho. Si tenemos que tener en cuenta que nos emocionamos por estímulos, y los estímulos pueden ser internos o externos, los internos pueden ser recuerdos o imaginaciones del futuro y los externos son el presente, los mejores estímulos para entrenar la excelencia emocional están asociados a las artes, porque son parte de nuestra creatividad. Música, cine, pintura, escultura, etc. 

"La pandemia ha provocado un retroceso de casi 50 años en educación, con niños sentados cinco horas sin moverse"

P.- Por último, te quería preguntar ¿cómo afecta a esta educación la situación actual de confinamiento, aislamiento y menor contacto social?

R.- Bueno, yo estoy triste. Estoy muy triste porque la pandemia podía haber tenido algo bueno. Podía haber sido la puerta que abriera una revolución en el sistema educativo y un cambio real en la educación. Y sin embargo, las medidas sanitarias, en muchísimos aspectos educativos, han obligado o han provocado un retroceso de casi 50 años. Los peques vuelven a estar sentados cinco horas sin moverse, en fila, uno detrás del otro, y a orden de instrucción directiva absolutamente. Claro, esto ha sido dar cobertura a un sector que quería que fuese así. ¿Cómo vamos a salir de allí? No lo sé. La infancia, si observamos, han sido y están siendo los mejores en cuanto a sectores sociales, de la vivencia de toda la pandemia: el mejor comportamiento, la mejor respuesta, la mejor manera. Y todo cuando, realmente, han sido los grandes olvidados. Se ha hablado mucho más de perros que de niños, de terrazas de los bares que de niños, etc. No sé muy bien lo que estamos haciendo y no sé muy bien en qué estamos pensando.