¿Puede un perro sufrir una adicción al alcohol? Pese a que de primeras podamos pensar que se trataría más del guion de la última serie del momento de Netflix, lo cierto es que esto ha sucedido en Plymouth, Reino Unido. Según han informado medios locales, el refugio de animales Woodside Animal Rescue Trust ha rescatado recientemente a Coco, un labrador de dos años que ha tenido que ser tratado por su adicción al alcohol.

En concreto, Coco fue llevado al mencionado refugio después de que el perro fuera encontrado, junto a otro canino, en un estado precario después de la muerte de su dueño. “Su historia es trágica y demuestra lo vital que es nuestra unidad de cuidados especiales”, subrayaron desde el refugio en un post de Facebook.

Una vez en el refugio, los cuidadores aplicaron cuidados intensivos a ambos perros. Unos esfuerzos que fueron en vano en el caso del otro canino (no ha trascendido su nombre), puesto que no logró sobrevivir. Más suerte tuvo Coco, que pese a seguir gravemente enfermo, poco a poco fue recuperándose. Sin embargo, en ese proceso los cuidadores encontraron algo que nunca habían visto en un perro: “Estaba claro que tenían síntomas que apuntaban a síndrome de abstinencia de alcohol”.

La principal hipótesis que ha trascendido es que, al parecer, ambos animales se habían vuelto adictos debido a que su dueño dejaba sus botellas de alcohol fuera de la casa y, durante la noche, los perros bebían el líquido que quedaba en ellas. Ante esta situación, desde el refugio se optó por sedar durante un mes a Coco “para aliviar el síndrome de abstinencia y reducir el riesgo de nuevos ataques”.

Así las cosas, pese a que Coco evoluciona día a día y ya se encuentra fuera de peligro, no puede ser adoptado porque tiene algunos comportamientos de ansiedad que se tienen que tratar por especialistas: “Todavía no está listo para la adopción y, aunque físicamente parece haberse recuperado, mentalmente sigue muy ansioso a veces”

¿Cómo puedo saber si mi perro ha bebido alcohol?

  • Dificultad para mantener el equilibrio: el perro se tambalea y no camina recto.
  • Agresividad y cambios de comportamiento.
  • Hiperactividad seguida de letargia o somnolencia.
  • El perro orina y defeca dentro de casa.
  • Bebe mucha agua.
  • Jadeos.
  • Deshidratación.
  • Diarrea y vómitos.
  • Espuma en la boca.
  • En casos graves, convulsiones y problemas respiratorios.
  • Colapso y coma.

¿Qué hago si mi perro ha tomado alcohol?

Lo primero que debes hacer es mantener la calma y llevar al perro al veterinario. Tu veterinario determinará la cantidad de alcohol en sangre y le pautará un tratamiento que puede ir desde la rehidratación a un lavado de estómago

Ten en cuenta que no hay dosis de alcohol segura para un perro y que hasta las razas más grandes pesan menos que un ser humano. Si el perro es pequeño es más fácil que ingiera una dosis potencialmente mortal. 

Alimentos que un perro no debe consumir

  • Chocolate
  • Ajo y cebolla
  • Uvas
  • Aguacate
  • Algunos frutos secos
  • Edulcorantes
  • Levadura

Los beneficios de vivir con gatos o perros

Por otra parte, en un análisis de más de 65.000 bebés de Japón, los niños expuestos a gatos domésticos o perros de interior durante el desarrollo fetal o la primera infancia tendían a tener menos alergias alimentarias en comparación con otros niños, según un estudio publicado en la revista de acceso abierto 'PLOS ONE' por Hisao Okabe, del Centro Regional de Fukushima para el Estudio del Medio Ambiente y la Infancia de Japón, y sus colegas.

En algunos países de ingresos altos, más de uno de cada diez niños son diagnosticados con alergias alimentarias, y la incidencia de alergias alimentarias en los niños sigue aumentando. Investigaciones anteriores han sugerido una posible relación entre la exposición a perros o animales de granja durante el embarazo y la primera infancia y la reducción de las alergias alimentarias.

En este estudio, Okabe y sus colegas utilizaron datos del Japan Environment and Children's Study (un estudio prospectivo de cohortes de nacimiento a escala nacional) para estudiar a 66.215 niños de los que se disponía de datos sobre la exposición a diversos animales de compañía y las alergias alimentarias.

Alrededor del 22% estuvieron expuestos a animales domésticos durante el periodo fetal (sobre todo perros y gatos de interior). Entre los niños expuestos a perros y gatos de interior, hubo una incidencia significativamente menor de alergias alimentarias, aunque no hubo diferencias significativas entre los niños de hogares con perros de exterior.

Los niños expuestos a perros de interior eran significativamente menos propensos a padecer alergias específicas al huevo, la leche y los frutos secos; los niños expuestos a gatos eran significativamente menos propensos a padecer alergias al huevo, el trigo y la soja. Quizás sorprendentemente, los niños expuestos a hámsters (0,9 por ciento del grupo total estudiado) tuvieron una incidencia significativamente mayor de alergias a los frutos secos.

Los investigadores precisan que este estudio no puede determinar si la relación entre la exposición a mascotas y la incidencia de alergias alimentarias es casual. Aun así, sugieren que estos resultados pueden ayudar a orientar futuras investigaciones sobre los mecanismos que subyacen a las alergias alimentarias infantiles.