Tamara Falcó está viviendo unas vacaciones idílicas, tampoco exentas de polémicas tras el estreno de su documental en Netflix. La serie no ha tardado en colarse en el top 10 de visualizaciones, aunque también ha recibido críticas por la forma de hablar de la marquesa de Griñón o el reflejo de un día a día muy alejado del de la mayoría de los ciudadanos. Los comentarios han salpicado también a su madre por algunas partes de la serie en las que esta aparece.

Sin embargo, la protagonista de La marquesa parece ajena a todo y sigue con su verano perfecto: Mallorca, Dubrovnik… y ahora un archipiélago de lujo situado en Filipinas, lo que algunos han considerado como un guiño a Isabel Preysler, ya que se encuentra en su país natal.

Concretamente, Falcó está ahora desconectando en Amanpulo, un alojamiento de lujo que, disponible en coquetas casitas o majestuosas villas, ofrece unas vistas insuperables de Palawán y de Pamalican, un enclave único -y el segundo, privado- rodeado de playas de arena blanca y arrecifes vírgenes.

Hasta 7.000 euros la noche

El propio alojamiento se define como un “retiro” que está “felizmente abandonado en el archipiélago de Cuyo, en el norte de Palawán”. “Ofrece una experiencia de regreso a la naturaleza con comodidad y privacidad supremas, este paraíso tropical está bañado por mares tranquilos y claros, ideales para practicar deportes acuáticos, mientras que las pistas de arena conducen a calas desiertas y miradores cubiertos de jungla", añade la página web.

Las casitas o villas se pueden reservar frente a la playa o dentro del dosel del bosque. Hacerse con una de ellas, aunque sea solo para pasar una noche no está al alcance de cualquiera, y es que disfrutar la jornada nocturna en el alojamiento más humilde se queda cerca de los 1.500 euros, mientras que alquilar la villa más cara supone un presupuesto nada menos que de 7.000 euros la noche.

Un trayecto también de lujo

Los huéspedes cuentan además con la oportunidad de desplazarse hasta la isla privada en un automóvil de cortesía desde el aeropuerto de Manila al hangar de Amanpulo el mismo día.

Existe asimismo una opción más especial que pasa porque los invitados VIP vuelen directamente a la isla de Pamalican en un turbohélice bimotor de 14 asientos y aterricen en una pista privada en poco más de una hora. Sin duda, toda una oferta a la altura de las posibilidades de la marquesa de Griñón.