BDSM. Son cuatro letras que despiertan interés en algunos y un rechazo absoluto para otros. En cualquiera de los casos, los pequeños prejuicios empiezan a levantar la cabeza. La intimidad de las personas siempre ha sido un tema tabú para la sociedad e históricamente, se ha interpretado como algo que debe esconderse. Igual se hablaba entre amigos, pero los que estaban interesados en cosas que iban más allá de lo que se encontraban en revistas pornográficas o lo que tenía “normalizado” la sociedad fueron juzgados ante la ley por depravados. Enfermos mentales, se les llamaban.
Ahora, gracias a revoluciones sociales y el protagonismo del BDSM en películas mainstream, se ha conseguido redirigir la percepción colectiva sobre el BDSM y el kink (prácticas sexuales que no se consideran convencionales) a algo que se puede hablar y expresar abiertamente. Sin embargo, hay personas que rechazan el BDSM porque no entienden lo que es realmente dado los prejuicios que rondan las conversaciones sobre las prácticas. Por ello, la comunidad BDSM y kink está trabajando activamente para normalizar sus prácticas y fomentar su representación correcta; así podrá existir un diálogo más abierto y los que están interesados en ello puedan aprender de una forma segura y consensuada.
Aunque parezca que todo se centra en sexo “duro” y doloroso, esto no podría estar más alejado de la realidad. La comunicación y el consentimiento es la materia prima de las relaciones que contienen aspectos de BDSM, además del respeto mutuo. No es solo sexo, ni es algo que solo practican personas con traumas. Es una forma en la que las personas se relacionan, tanto fuera como dentro de las relaciones íntimas. Para algunos, esto implica una cesión de poder a una pareja para no tener que cargar con aun más responsabilidades al finalizar el día. Para otros, es sentir dolor de la forma en la que ellos quieren y necesitan para procesar emociones, librarse de estrés o por catarsis. Existe una inmensa variedad de kinks y versiones de estas que son explicados por innumerables razones. La realidad es que, para entender a la comunidad, hay que hablar con ella. Armados de preguntas y con prejuicios a resolver, Elplural.com acudió al primer club de BDSM en Madrid, La Nueva Pastelería, y habló con su fundador, Odín.
Pregunta (P): ¿Cómo explicaría lo que es la comunidad BDSM?
Respuesta (R): Pues es una forma de relacionarse, digamos más libre, diferente a lo establecido en cuanto a la forma de sentirlo, de vivirlo, dándole el enfoque más alternativo a lo que es una relación convencional. Por eso, las propias siglas BDSM significan bondage, dominación, sumisión y sadomasoquismo. Puede ser una forma de vivir, una forma de sentir, una filosofía, un estilo de vida o una alternativa meramente sexual, también. Entre personas adultas, por supuesto, y todo basado en la seguridad, en la sensatez y en el consentimiento. Y con sumo respeto.
No es el concepto que tenemos ya preestablecido de sadomasoquismo, puro, tétrico, dolor y cuero. No es así. El propio local, el ambiente y la gente que nos visita, es todo muy natural, muy simple. No es tan complejo, tan tétrico ni tan frío. Es mucho más humano.
Al fin y al cabo, son relaciones humanas.
P: Hay algunos clubes en la ciudad que no tienen tanto enfoque en la seguridad, por ejemplo, no tienen Dungeon Masters (DMs) o una palabra de seguridad. ¿Cuál cree que es la importancia de tener estos mecanismos?
R: Voy a partir de la base de que tampoco se puede hablar mal de esos clubes en ese aspecto. Lo que ocurre ahora es que hay muchos sitios, locales swingers, sobre todo, locales de intercambio, que están incorporando este tipo de elementos en el mobiliario para desarrollar juegos. Pero claro, dentro de un concepto mucho más sexual.
¿Qué es la diferencia que hay entre un local swinger, que es meramente de intercambio sexual, a esto? Nosotros somos un grupo de gente con unas ideas en común que no está basado en el sexo. ¿Qué tiene una connotación sexual? Indudable. Todos llegamos a este mundo a través de una fantasía sexual, pero puede conllevar muchas más cosas: formas de vivir, formas de sentir emociones, sentimientos y otro tipo de cosas. Entonces, no voy a decir que los demás sitios no sean seguros, por supuesto, pero aquí valoramos por encima de todo la seguridad. Por eso cambian normas de comportamiento de las personas. En un local swinger, hay una acción entre una pareja; si alguien se acerca y toca, pero nadie le dice nada significa que te puedes incorporar. Aquí no. Aquí se respetan las distancias, no se interrumpe a nadie mientras que haya un juego, tal. Todo se puede negociar antes o después, no durante, nunca. Eso es lo que cambia.
Hay un club en Villaverde que es una asociación también que abre de vez en cuando, y hay otro, Ink Klub, que es más kink. Está más enfocado en la cultura kink. No voy a decir que hay más gente joven, porque no, pero sí es un poquito más festivo erótico. Aquí precisamente hay un equilibrio natural entre edades, géneros, roles, de todo. Pero, por supuesto, las normas y la seguridad para todos son iguales. Si no, no sería un sitio legal si no hubiese esa seguridad. Lo que ofrecemos es esa garantía de esa seguridad y esa “hermandad”. Al fin y al cabo, aquí es como si fuéramos una familia todos. Todas las personas que están dentro del local son socios. Hay unos socios que pagan una cuota anual y otros socios que son temporales. Pueden ser por un día, por una semana, por un mes, pero todos, una vez dentro del local, somos socios; con los mismos derechos y con las mismas obligaciones. No es un local abierto al público, pero bueno, es un local comercial, digamos. Por eso, extremamos mucho más las precauciones. La propia gente, los propios socios, los propios amigos y tal, velan por esa seguridad también. No hace falta tener un personal dedicado en exclusivo porque la propia cultura mantiene la seguridad. Toda la gente y el espacio, al ser tan abierto, si pasa una cosa, en seguida lo vemos. Afortunadamente, nunca ha habido ningún contratiempo. Si los ha habido, han sido muy livianos; a lo mejor por desconocimiento de normas o tal, pero en seguida se ha corregido.
P: De hecho, quería preguntar eso. En el caso de que hubiera un problema, ¿cómo se gestiona?
R: Es muy sencillo. Enseguida se actúa en consecuencia. En la parte que se considera ofendida en este caso, pues se valora. Si efectivamente ha ocurrido, si hay testigos y tal, y si no, pues la palabra una contrario al otro, pero aquí prevalece el sentido común.
Sobre todo, en el caso de mujeres, hombres, la verdad es que somos iguales. Perece una tontería, pero somos iguales. En una de las ocasiones en las que tuvimos que invitar a desalojar la sala y romper la relación de socia fue una chica, una mujer, y se negaba a abandonar, por lo cual tuvimos que llamar a la policía. Precisamente fue por no respetar un no. La chica estaba jugando con un chico en este caso y el chico llegó a un momento en el que le dijo “bueno, ya vale”, y la chica insistió. El chico le dijo no, pero enseguida se levantó la voz y acudimos, preguntamos “¿bueno, ¿qué ha pasado aquí?”. Aquí somos exactamente iguales, por eso digo que inclusivos al cien por cien. Somos personas. No vemos otra cosa más allá de que es la propia persona, independientemente de lo que es su sexualidad, como la viva o cómo se siente. Con lo cual, se gestiona bastante bien, la verdad. No hay ningún problema.
Si hemos tenido algún problema en la puerta, ha sido precisamente porque no dejamos pasar a cualquiera. Buscamos cuidar un poquito el código de vestuario, y si alguna persona venía bebida y hemos dicho que no podía pasar, la persona se ha rebotado y nos ha dicho “¡bueno, me voy a ir a otro sitio!”.
P: Ha mencionado que hay malentendidos sobre el BDSM y la manera en la que se relaciona con las relaciones sexuales. ¿El BDSM es algo que puede afectar al estilo de vida de las personas o es algo exclusivamente del ámbito sexual o íntimo?
R: El BDSM en su fundamento, no tiene la sexualidad como objetivo. Abarca lo que es la relación en sí. Siempre es encontrar a la persona que disfrute con lo que a ti te hace disfrutar.
¿Qué conlleva esto? Conlleva un protocolo, como siempre digo yo, y valga la comparación, es como el ajedrez y las damas. Se juega con un mismo tablero. Habrá personas que jueguen a las damas. Esto no quiere decir que sean mejor ni peor, pero digamos que tiene un enfoque más sexual. O cuando se considera que es una alternativa sexual, que está todo enfocado a un simple juego, un juego sexual, bueno, pues vale. Pues nosotros decidimos jugar a las damas. Jugar al ajedrez implica un protocolo, otro tipo de reglamento, unas normas específicas en las que ya influyen estos sentimientos, emociones, estilo de vida casi, filosofía, cultura. Es un montón de cosas más que abarca lo que es la relación humana, la relación pareja, más allá de la connotación sexual. De hecho, eso se puede dar. Puede haber sesiones de bondage, de shibari, de atadura, donde no hay sexo en absoluto u otro tipo de actividades, de prácticas que no implican el sexo.
No cabe duda de que tiene una connotación importante.
No lo hacemos precisamente para relajarnos; para eso nos vamos a una clase de yoga o hacemos otro tipo de actividad
Es mucho más, abarca más que lo que es meramente la relación sexual.
Consideramos que pueden llegar a ser mucho más satisfactorias estas relaciones sexuales cuando se producen, siempre y cuando hay acuerdo, aparte, claro, porque, al haber mucho juego, al haber mucha práctica, mucho preámbulo y tal, no es tan frío. Esto es algo mucho más que el sexo; esa cesión de poder voluntaria por la parte sumisa, que es una cesión que la parte dominante la coge con mucha responsabilidad, y con mucho agradecimiento. O sea, son buenas dos partes, una parte sin la otra no podríamos vivir en este aspecto.
Hay personas que lo necesitan, en el ámbito de dominación y sumisión como tal. Si hablamos de sadomasoquismo, la persona masoquista, la persona que necesita segregar endorfinas como respuesta ante el dolor, que es un anestésico, un químico que es muy placentero, pues claro, probablemente eso genera una sensación mucho más grande. Y la persona sádica, la adrenalina, la forma de ese sentimiento de poder, aunque es un poder ficticio entre comillas. No hay nadie esclavo de nadie. Todo dura mientras que se quiere, cuando se quiere, con quien se quiere, como se quiere. Todo está negociado, está consensuado, pactado de antemano, y así se hace respetar. Dentro de las propias prácticas, existen una palabra de seguridad que se negocia siempre por si algo va mal; en ese caso, se puede cambiar la actitud o pararla el acto por completos. En todo esto, el respeto es fundamental, para que todo sea sensato, seguro, y consensuado. Estos son los pilares fundamentales de este tipo de relaciones.
P: El viernes por la noche vimos con usted un espectáculo de cuerdas. ¿Tienen un enfoque particular hacia esta práctica o hacia alguna otra?
R: No. De hecho, dedicamos unos días a la semana, habitualmente los viernes, para centrarnos más en este tipo de prácticas, pero no tiene por qué. Todas las prácticas son válidas, cualquier tipo. No estamos centrados en ningún tipo, estamos en todo. La gente quiere desarrollar una vez que viene aquí, tiene una pareja y quiere hacer lo que quiera hacer, pues, oye, tiene su sitio para hacerlo. No hay un día para hacer algo particular.
Sí que hay un tipo de prácticas que están totalmente prohibidas. Estas son las prácticas que conllevan riesgos, insalubridad y inseguridad. Pueden ser prácticas que impliquen juegos de asfixia; estas cosas, cuidado con ellas. No podemos meternos en que de forma privada y con mucha seguridad, y mucha confianza entre las personas puedan desarrollar las prácticas que tienen oportunas, pero en el ámbito privado. Aquí nunca. Aquí son las cuerdas, utilizar algunos instrumentos como pueden ser fustas, floggers; hay un lugar hasta para el spanking.

P: Tomando en cuenta los errores que hay en la representacion del BDSM y kink en series y películas populares, como puede ser 50 Sombras de Grey, y más allá de los prejuicios causados, ¿estos han ayudado en visibilizar al BDSM y al kink?
R: Sí y no. Primero, claro, recordamos más recientemente 50 Sombras de Grey, pero hace muchos años, en la década de los 70, fue la Historia de O que también fue un referente de alguna manera. Fue una revolución en aquella época, porque no cabe duda de que, a través de la gran pantalla o cualquier media de comunicación, llega a la gente. Ahora sucede mucho más a través de internet, plataformas y más cosas, pero antes era básicamente cine, revistas gráficas y cosas de estas.
Cuando lo ve la gente, algunos se sientan atraídos por este mundo de alguna forma. Pero siempre he pensado que esto no traen ni bien ni mal. De hecho, hace años, también en otra entrevista para otro medio, me preguntaron acerca de ello cuando recién había salido 50 sombras de Grey que se había perjudicado o beneficiado. Yo al principio sí que había pensado en decir que había perjudicado un poco porque daba una imagen un poquito engañosa y decir que no es tanto como pone ahí que parece que los dominantes debemos tener helicóptero y ser la leche. Luego, el concepto [en 50 Sobras de Grey] tampoco era BDSM como tal, era más bien un juego más erótico, era mucho más sexual el concepto, al margen del contrato que establecen y tal, que eso es un poco de parafernalia.
Luego, sí que dije que sí que estaba bien porque, si ha habido alguna persona que a través de ello le haya puesto nombre a lo que sentía, me vale, porque les ocurre a muchas personas. Yo recomiendo la película SM Richter, que habla de esto, que hace poco la proyectamos aquí, hacemos video fórum también algunas veces, que habla también de esto. Hay personas que pueden pasar toda su vida y no desarrollarlo, no experimentarlo, sentirlo, tenerlo, tenerlo dentro de alguna forma, pero no atreverse. Por miedos o por desconocimiento, porque antes no había medios para tanta información. Podrías pasar toda tu vida desconociendo que esto existía y nos ha ocurrido a los más antiguos del lugar. Yo, por ejemplo, en aquella época. De alguna manera, también sirven para naturalizar esto. Nos ha ocurrido cuando estábamos montando el primer local de la asociación, la gente preguntaba qué era esto que estábamos haciendo allí y cuando decíamos que iba a ser una asociación, un local de BDSM la gente no lo llegaba a entender. Pero si decías 50 sombras de Grey, la gente ya te decía “ah sí, vale, ya, entiendo”. Es una forma de naturalizarlo y de hacerlo más asequible para todo el mundo.
Tiene su punto negativo, pero yo lo veo positivo, pero con una información correcta, real y veraz de lo que es. Habitualmente estamos acostumbrados a que siempre se haya buscado a través de los medios la parte más morbosa de esto. De hecho, yo he renunciado a algunas entrevistas cuando he visto que se estaban enfocando en esto, donde prefiere la carnaza, y jugar con la parte más morbosa de “¿qué es lo que pasa y tal, y podemos ver una sesión?”, pero no es así. Queremos que sea una cosa muy natural, una cosa libre entre personas adultas, y creo que incluso algo mucho más veraz, mucho más natural, sencillo, que cualquier otro tipo de relación. Lo basamos en esa confianza, en esa confianza extrema, en esa valentía, en esa seguridad, y en esa libertad, y sobre todo en ese respeto. Ese respeto absoluto que nos tenemos ambas partes o todas las partes implicadas siempre en ello, cosa que a menudo hay más conflictos en otro tipo de situaciones, pero bueno.
P: ¿Hay estereotipos sobre la comunidad dentro de la propia comunidad?
R: Desde fuera de la comunidad quizás sí, pero dentro no. Aquí somos conscientes de que cada uno es libre de decidir a lo que considera, dentro de límites, como digo, legales, sensatos, seguros, establecidos, con lo cual no hay ningún prejuicio en cuanto a cualquier cosa. Aquí lo vemos todo bien, como digo, son relaciones entre adultos. Salvo cosas que indiquen riesgos y tal, entonces, no es que sea un prejuicio, pero, aquí, por ejemplo, no lo consentimos.
Quizás haya un poquito por el desconocimiento de las personas, sobre todo personas de rol sumiso, que llegan a este mundo con mucha avidez de conocimiento y de experiencia, pero meten la pata porque enseguida quieren experimentar. Entonces, siempre aquí intentamos hacer también una labor divulgativa, incluso docente, a la hora de aconsejar y encaminar un poco y decir no, primero, confianza, confianza absoluta, sin prisa ninguna, no te asomes a cualquiera, asegúrate siempre de lo que vas a hacer, con quién vas a hacer, mediante una serie de señales, de claves para ello. Hay una palabra de seguridad y puede ser una llamada de seguridad también, en el caso de que fuese algo ajeno al local. El prejuicio es sobre esas personas que vienen pensando que esto va a ser lo que se llama “el amo azul”, la persona que la persona sumisa busca que es un dominante, guapo, joven, alto, rico… Vamos a ver, no, somos personas. Digamos que el aspecto físico casi es el que menos nos importa, es mucho más mental, y, de hecho, una parte muy importante de BDSM es la dominación y sumisión mental. Cuando hablo de dominación, no hablo de manipulación. Ahí hay una delgada línea que habría que separar. Todo lo que ocurre es porque las personas quieren, sin hacer abuso ni uso de nadie que no quiera.
No, no hay ningún estereotipo de ese tipo. Quizás que el dominante o el amo es de derechas o que como eres rico, eres dominante, pues tienes que ser de derechas…me temo que Grey no era muy de izquierdas. Pero bueno, aquí no. Primero, aquí no permitimos tampoco que haya conversaciones de política, de religión, ni de fútbol.
Son las tres cosas por las que el ser humano mata
Pero aquí no lo permitimos. Aquí somos todas personas que nos une un sentir común, un interés común y venimos libremente a expresarlo, a desarrollarlo y sentirnos a gusto como todos en casa.
P: En cuanto a la educación, hemos observado que mantienen sesiones informativas tras la proyección de cortometrajes de BDSM. Además, tienen clases que enseñan diferentes prácticas de forma periódica. ¿Puede explicar la importancia de ese aspecto educativo?
R: Nosotros intentamos aportar también esa parte, y a veces realizamos talleres de diferentes tipos de prácticas o más generalistas. Hace poco tuvimos uno de masaje de pies, porque como hay un fetichismo muy importante sobre los pies, pues intentamos aportar. Hoy en día, la verdad es que hay mucha información en internet. Si yo tuviera que aconsejar a esas personas, les diría que contrasten siempre esa información. Internet es una herramienta, pero que igual que un hacha, te puede servir para cortar leña o para cortar una cabeza.
Hace años, cuando no existía internet, estaba la figura del tutor, que era la persona que disciplinaba, la persona que avisaba, que ayudaba a alguien que quería sentir esto y conocer el protocolo, las formas de cómo desarrollar. Hoy en día no es necesario porque está internet, uno se puede auto informar. Ahora sí, nosotros intentamos aportar también este tipo de actividades, talleres y cursos para la gente tenga la oportunidad de obtener esa información veraz y de personas expertas.
A veces también realizamos cafés tertulios que están enfocados a personas neófitas que vienen con dudas, inquietudes, consultas, ganas de socializar y ganas dar el primer pie y venir a un evento. Sirve también como algo educativo, algo divulgativo. Aquí valoramos mucho eso. Aquí la gente consulta mucho por teléfono, por correo, por WhatsApp y siempre decimos que vengan y que aquí informamos. Queremos que la gente nueva que venga se sienta acogida, protegida, y que no se quede con dudas y que no meta la pata. Incluso a veces damos entrevistas para que la gente se informe, como hemos hecho ahora, ¿no?
P: ¿Hay algunas diferencias con respecto a la manera en que se practica el BDSM o el kink en España en comparación con otros países?
R: Bueno, en teoría no debería haberla. Lo que ocurre es que el enfoque quizás es más serio o formal fuera de España. Sobre todo, en Alemania, la cuna prácticamente, Estados Unidos también y San Francisco. Siempre han ido muy por delante de nosotros y el enfoque quizás sea un poquito más serio. Aquí tenemos un poquito más de andar por casa. España es diferente, pero básicamente son los mismos conceptos. Las normas y el protocolo existen en todos los lugares. Puede ocurrir que haya partes del mundo que lo interpretan de diferente manera, pero es cultural.
Donde sí cambia en los conceptos es, por ejemplo, dentro del mundo gay. Allí sí que cambia bastante, algo sorprendente y siempre me ha llamado mucho la atención. Fueron los pioneros en establecer esto [la comunidad BDSM], pero, hablando de forma generalista, es más sádico, es más oscuro y tétrico. Hay sitios donde es más extremo y no tiene tanto glamur. Aparte de esto, no hay ninguna diferencia en cuanto a nada.
P: ¿Cómo ha sido ese camino hacia la normalización del BDSM?
R: Estamos en pleno proceso de normalización, incluso legal. Hubo un tiempo en el que esto estaba considerado una enfermedad mental y estaba penado ante la ley. En época de dictadura, se aplicaba una ley que también se aplicaba a las personas homosexuales, que era la ley de vagos y maleantes. Todo era clandestino en aquella época, pero poco a poco se ha ido aceptando.
La información, ese tipo de películas que empezaron a salir y la información. El boom de internet, lógicamente, le ha dado una normalización total y absoluta. Está al orden del día y es una cosa casi completamente normalizada. ¿Quién nos ha jugado alguna vez a esto, ¿no? Antes eras un depravado, un criminal. Ahora, fíjate, aparentemente somos incluso personas normales.
P: Se nota que la gente aquí es muy abierta y está dispuesta a hablar, ¿se ha diseñado el espacio para favorecer ese tipo de ambiente?
R: Sí, sí, y queremos que sea así. De hecho, queremos ese concepto, que esté todo libre y abierto. Animamos a que la gente se integre en un grupo e intentamos evitar transgresiones, por ejemplo, del espacio; hay personas que por pocos conocimientos se acercan excesivamente a alguien, que se vuelven cansinos e intentamos corregir esas actitudes, especialmente para que la gente se siente cómoda.
P: Dado que existen varios clubs de este estilo en Madrid, ¿cómo se relacionan entre sí?
R: Tenemos una relación amigable. Aquí no hay competencia ninguna. Cada asociación aporta una serie de aspectos como el equipo del local, la decoración, la música, los eventos que se realizan, el tipo de gente. En locales más kink tienen gente más joven, más de música cañera y cosas así. Aquí es un sitio más tranquilo y relajado. Por eso digo, no hay competencia ninguna.
Las personas eligen a donde quieren ir. Hay gente que es socio de varios sitios a la vez y van según el evento o la fiesta que se hace, o el día. Al fin y al cabo, la comunidad es la misma. Nos ocurre con otros locales, sobre todo en España, de diferentes zonas como Cataluña, País Vasco, Galicia y Andalucía, estamos hermanados y ellos nos visitan, nosotros intentamos también. Nos llevamos bastante bien, es una comunidad.
P: ¿Qué le diría a alguien que está interesado en el BDSM, pero no sabe cómo abordarlo con su pareja o a nivel individual, o no sabe por dónde empezar?
R: Comunicación, comunicación, comunicación. Si tienes interés, realmente, háblalo con tu pareja, si hablamos de pareja, manifiesta ese interés tuyo. Naturalízalo. Es un sentir, no hay nada malo en ello, todo lo contrario. Lo otro sí que sería negativo, ocultarle a tu pareja un sentir, u ocultar algo que no quieres hacer, o no disfrutarlo. Nos perdemos mucho.
Sobre todo, últimamente, y de forma individual, estamos etiquetando a las personas en cuanto a las búsquedas, Si buscamos a alguien, etiquetamos demasiado, por lo cual hacemos un filtro demasiado grande, y nos perdemos a personas por el camino. Yo siempre aconsejo que no, que primero conozcamos a la persona y cuando se establece esta confianza, pues automáticamente ser sincero y decirle, “oye, a mí me gusta esto y lo quiero experimentar, lo quiero probar”. Aconsejo ir a un sitio como este, públicamente, porque la seguridad va a ser infinita y vas a conocer a la persona, vas a ver que todo funciona.
Comunicación, comunicación total. Información, y no arriesgarte a hacer cosas que desconoces o ponerte en manos de alguien con la que no tengas suficiente confianza. Con lo cual, yo animo a que la gente no se cohíba, que sea ella misma y que le haga disfrutar tanto en pareja como individualmente.
P: ¿Hay alguna cosa que quisiera matizar o clarificar sobre la comunidad BDSM?
R: Yo solo quiero que la gente entienda un poquito y que vea que el BDSM es simplemente una parte más de la vida de las personas. Aquí no tenemos por qué hacer un alarde de cómo somos o qué hacemos. Es decir, la forma de vivir de cada uno, su sexualidad, sus relaciones, su forma de sentir, son cosas del ámbito privado. Hay veces que yo valoro mucho en situaciones con amigos en los que tú cuentas esto. ¿Quién cuenta cómo es su sexualidad fuera de una relación? ¿Quién cuenta cómo folla o qué le pone o qué nos pone a la hora de masturbarnos o tal? Normalmente no se cuenta, ¿no? Yo tampoco. Pero yo animo que sí, siempre y cuando te pregunten. Yo no tengo nada que ocultar, no tengo nada que esconder, todo lo contrario.
Nos sentimos muy orgullosos de haber dado un paso más, y de ser así de sinceros, de abiertos y de disfrutones.
Con lo cual, animo a la gente que haga lo que quiera, siempre y cuando lo haga con quien quiera. Un no es un no siempre. Es una relación entre seres adultos, con confianza y, sobre todo, el respeto. Aquí estamos abiertos a eso, a que la gente venga a disfrutar de esa manera y a sentirlo o experimentarlo o vivirlo. También puede ser divertido.