La hostelería española está en un momento de cambio radical. En la actualidad se reivindica un mayor equilibrio entre la vida personal y laboral, haciendo que el modelo de trabajo tradicional se ponga cada vez más en duda. En las últimas semanas, el debate se ha reavivado, apenas un mes después de las declaraciones del chef Jordi Cruz sobre la nueva forma de entender la profesión y la reciente respuesta de Alberto Chicote, que ha defendido abiertamente la mejora de las condiciones laborales en cocina.

Chicote, en una entrevista reciente con El HuffPost, señalaba que en su restaurante las jornadas ya se ajustan a las condiciones que Cruz mencionaba como novedosas.

 “En mi restaurante, desde hace tiempo, la gente trabaja en estas condiciones”, ha afirmado. Para él, los cambios no solo son inevitables, sino positivos: “Me parece que es verdad que ha cambiado mucho, pero ha cambiado para mejor”. Ha añadido incluso que, cuando empezó, ni siquiera “soñaba” con las condiciones actuales: “¿La gente ahora puede trabajar en una cocina con mejores condiciones? Olé. Ojalá lo hubiese tenido yo cuando empecé”.

 Finalmente, ha concluido con un mensaje claro: “¿Ha mejorado? Sí. ¿Bienvenido? Desde luego. Cuanto mejor podamos vivir todos, miel sobre hojuelas”.

En concreto, el sector de la hostelería se asocia tradicionalmente con jornadas incompatibles, jornadas que llaman a un cambio, con el que no todo el mundo coincide.

Las polémicas declaraciones de Jordi Cruz

En el pódcast Se me antoja by Montagud, Cruz confesó sentirse “solo, todo el rato”. Lo dijo en referencia al profundo cambio que, según él, ha vivido la gastronomía en los últimos años.

Estas declaraciones fueron la razón de la última polémica del chef, que ha llevado a la consecuente respuesta de Alberto Chicote.


“Hay un cambio generacional donde, en cinco años, ha cambiado la forma de pensar de nuestro oficio totalmente”, explicó en el podcast. Acostumbrado al trabajo exigente, el catalán reconoció que la “nueva forma” de entender la profesión le resulta extraña: “Hemos pasado de ser espartanos, de meterle catorce horas, de verlo como algo bonito y algo sacrificado, a buscar un equilibrio, a hacer solo ocho horas”.

Estas declaraciones han provocado división en el sector, especialmente entre quienes defienden la necesidad de cuidar la salud mental y física de los trabajadores. En redes sociales, muchos jóvenes cocineros han apoyado la idea de normalizar jornadas más humanas, mientras que algunos veteranos coinciden con Cruz en que la intensidad forma parte de los gajes del oficio.

Esta visión está unida a una realidad, y es que cada vez menos jóvenes se quieren dedicar a la hostelería. En una entrevista en Versió Estiu, de RAC1, Cruz afirmó que “los jóvenes ya no quieren trabajar de camarero”. Y los datos lo respaldan. Según el Instituto Nacional de Estadística, los camareros son el sector peor pagado de España, con un salario medio que no alcanza los 17.000 euros al año. Desde 2019, se han perdido más de 30.000 profesionales, y cubrir vacantes se ha vuelto una tarea casi imposible.

“Cada vez tenemos menos tiempo para formar a la gente como a mí me gustaría”, lamentó el chef. Aun así, insiste en la importancia de la exigencia y la técnica: “Un camarero es como un bailarín, es una persona que te pone el plato que ni te enteras, la forma de tratarte… es una persona con mucha magia”.

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