El 25 de diciembre la NASA lanzó con éxito el telescopio James Webb (James Webb Space Telescope), el principal observatorio del espacio profundo y sucesor del Hubble, que ha prestado servicio durante más de 30 años. El observatorio extendió el pasado martes sus “alas” de espejos alcanzando su diámetro de 6,5 metros, después de varios procedimientos, siendo el último paso crítico antes de llegar a su lugar de estacionamiento.

Un observatorio a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra

El telescopio fue transportado por el cohete Ariane 5 a diez mil kilómetros de distancia para después iniciar su viaje en solitario hacia su destino, cerca del punto lagrangiano Tierra-Sol L2, a 1,5 millones de kilómetros de nuestro planeta.

Allí se mantendrá equilibrado entre las fuerzas gravitacionales del Sol y la Tierra para usar el mínimo combustible y permanecer en un lugar estable, puesto que los campos gravitacionales de la estrella y nuestro planeta se anulan entre sí.

Observar las galaxias y acercarse al origen del universo

El James Webb es un telescopio cien veces más sensible que el Hubble ya que, a diferencia de su predecesor -que observa en los espectros ultravioleta cercano, visible e infrarrojo cercano-, Webb observará en la luz visible de longitud de onda larga (naranja a rojo) a través del rango del infrarrojo medio. Por lo tanto, cubre una mayor longitud de onda, lo que le permitirá mirar con su espejo principal y sus sensores infrarrojos más de cerca que nunca al origen del universo y del tiempo

La misión del James Webb durará entre cinco y diez años. Se espera que, en este tiempo, sea capaz de ver, por primera vez, la formación de las primeras galaxias y su evolución, así como observar las nubes de polvo en las que se están formando sistemas planetarios ahora mismo y medir sus propiedades físicas y químicas para investigar el potencial para la vida en ellos.

En junio de 2022 se obtendrán las primeras imágenes del telescopio más sofisticado de la historia.

Las características del James Webb

Su masa de lanzamiento de 6,2 toneladas lo convierten en el mayor observatorio fuera de la Tierra jamás construido

Entre sus principales características técnicas hay que destacar su espejo primario -compuesto por 18 segmentos hexagonales que combinados crean un espejo con un diámetro de 6,5 metros, frente a los 2,4 metros del Hubble-, el parasol y cuatro instrumentos científicos entre cámarás y espectrógrafos.

Webb estará protegido por un gran parasol hecho de cinco hojas de Kapton revestido de aluminio y silicio que mantendrá al espejo y sus instrumentos científicos principales a temperaturas cercanas al cero absoluto