Si hay un lugar en España -y en internet, ya que estamos- en el que la tecnología y el arte se dan la mano, ese es sin duda Colección SOLO. Su última exposición, Still Human, inaugurada el pasado mes de febrero, es una buena muestra de ello. “Un diálogo […] para reflexionar sobre cómo nos relacionamos con aquello que es nuevo”.

Óscar Hormigos, director general del proyecto Onkaos de Colección SOLO, es una de esas raras excepciones en el mundo del arte que son quienes hablan para que se les entienda, en lugar de para demostrar lo mucho que saben. “Nuestra máxima es cero bullshit”, dice. Hemos hablado -y reflexionado- con él sobre el papel de la tecnología en el arte contemporáneo.

La tecnología ha provocado movimientos artísticos y ha sido inherente a la creación

Memories of Paserby I, de Mario Klingemann la primera obra de inteligencia artificial subastada en Sotheby's

Memories of Paserby I, de Mario Klingemann la primera obra de inteligencia artificial subastada en Sotheby's

¿Hay más tecnología ahora en el arte?
Esto no es nuevo. Aunque nos parezca que la tecnología ahora está más presente que nunca, en realidad en el arte ha venido de la mano siempre y ha provocado movimientos artísticos y ha sido inherente a la creación.

Hay muchos momentos en la historia del arte que lo demuestran, pero hay dos que han sido realmente importantes. A mediados del siglo XVI -aunque realmente se llegó a usar más en el XVII- fue el paso de pintar en tabla a pintar en lienzo. El cambio fue enorme. Porque tenías algo que era mucho más barato, que puede ser enrollado, que se puede mover, que permite grandes formatos y que resistía mucho más la humedad. Eso transformó la manera de hacer arte. Otro más cercano a nosotros es cuando apareció la fotografía. Mucha gente empezó a decir que eso no era arte, que era ciencia. La gente estaba muy interesada en la parte tecnológica, que parecía más alquimia que arte. Pero ya nadie duda de que lo importante no es la tecnología sino en qué se ha convertido su uso.

Lo realmente interesante es cuando la tecnología se pone al servicio del humano

¿Cuál es entonces su papel?
Lo realmente interesante es cuando la tecnología se pone al servicio del humano, cuando hay una colaboración. Se necesita la parte humana para que haya arte. Nuestra reivindicación con Still Human es poner en valor el artista y convertir a la tecnología en herramientas a su servicio.

En una pintura tradicional, nunca te paras a pensar en cuáles son los pigmentos, cómo está hecho el estuco. Con la tecnología es lo mismo, te tienes que olvidar de cómo lo hace la máquina y ver la obra. Es importante que sientas si lo que te está proponiendo el artista te llega o no, la conexión; más allá de cómo lo ha hecho. Cuando la tecnología está muy presente, parece que el valor del artista baja. Ese debate siempre va a estar ahí.

Mario Klingemann frente a Appropriate Response

Mario Klingemann frente a Appropriate Response

¿Cómo la están usando los creadores?
Mario Klingemann, uno de nuestros artistas, dice que sus pinceles son el código y los algoritmos. Los pinceles han ido cambiando, han ido permitiendo cosas distintas.

Las programaciones se pueden copiar…
Suelen ser códigos abiertos. Cuando le preguntas a un artista si no le preocupa que alguien pueda hacer lo mismo, te dice: Son pinceles, ¿por qué me iba a preocupar que la gente pueda tener pinceles? Cuantos más los tengan, mejor.

El arte contemporáneo, que es el de nuestro tiempo, utiliza lo que nos rodea

¿No está demasiado presente la tecnología en el arte?
Ahora vivimos en un mundo en el que estamos más familiarizados con la tecnología. Y tiene mucho sentido que el arte contemporáneo, que es el de nuestro tiempo, utilice lo que nos rodea, esa tecnología que está presente más que nunca en nuestras vidas.

El año pasado en Sotheby’s Londres fue la primera vez que se subastó un algoritmo

¿Qué papel juega Colección SOLO en todo esto?
Ayudamos a artistas que están utilizando estas nuevas formas de creación. Creamos Onkaos siendo conscientes de que los artistas que están en los nuevos medios a veces necesitan más ayuda, porque su entorno es más complejo y las herramientas que utilizan, también. En ocasiones, necesitan ayuda en innovación o en financiación. Pero también es verdad que el arte de los nuevos medios, el que utiliza las nuevas tecnologías, suele tener menos entrada en las grandes ferias y menos visibilidad, está menos cotizado en el mercado del arte.

El ejemplo perfecto es Mario Klingemann. Lo ayudamos a conceptualizar una obra que se llama Memories of Passersby I. Su sueño era que la obra estuviese viva, que estuviese sucediendo en tiempo real, que no fuera un vídeo ni algo muerto, que nunca acabara mientras la máquina estuviese encendida. ¿Cómo ayudamos en un caso así? Desde qué ordenadores necesitaba -porque los artistas muchas veces no cuentan con el poder de computación necesario-, hasta cómo ponerlo en un contexto - que para el arte es tan importante-, que no fuera tener el ordenador enchufado a una pantalla.

Luego, fuimos capaces de llevarlo Sotheby’s Londres. Allí fue la primera vez, en marzo del año pasado, que se subastó un algoritmo. Fue un momento histórico.

¿Cómo veis el futuro?
Nuestra visión es que la tecnología es una herramienta para la creación. Lo que siempre va a aportar es llevarnos a otros territorios estéticos. Tiene muchas virtudes y es algo que en el mundo de la creación cada vez más artistas entienden que les abre barreras y acceso a entornos que no estarían disponibles sin la tecnología. Pero reivindicamos el valor del artista siempre. El valor no está en la técnica, está en lo que cuentas con la tecnología.