Videojuegos. La lucha de muchas madres y padres durante la semana. El premio para jóvenes y no tan jóvenes. La distracción más temida en épocas de exámenes. Pero, ¿son buenos o malos para la atención? Es verdad que personas con problemas para concentrarse, pueden estar durante horas casi sin pestañear ante la pantalla, mando en ristre. ¿Significa eso que son buenos?

Un equipo del instituto de investigación del hospital infantil de Alberta [Canadá] ha analizado las consecuencias del uso regular de los videojuegos en la población infantil, entre los 4 y los 7 años. “Existe una preocupación creciente sobre la exposición de los niños pequeños a actividades en pantalla, como la televisión y los videojuegos, en el sentido de que una exposición excesiva pueda restar tiempo de otras actividades importantes para el desarrollo y tener un impacto en el cerebro, comportamiento y desarrollo cognitivo”, explican en sus conclusiones.

Durante la infancia temprana se produce un rápido desarrollo cerebral, cognitivo y conductual

Etapa de desarrollo

El tramo de edad elegido no es casual: “La infancia temprana es un período particularmente interesante e importante en el que examinar asociaciones entre videojuegos y cognición, debido al rápido desarrollo cerebral, cognitivo y conductual”.

La investigación, publicada ayer mismo, se centra en cuatro tipos de atención: selectiva, visual sostenida, auditiva sostenida y ejecutiva. Spoiler alert: solo en la primera el impacto es positivo.

 

Atención selectiva

Para medir la atención selectiva, cada participante tenía 60 segundos para identificar el mayor número posible de manzanas rojas [se escondían 18] entre 162 blancas y fresas rojas, utilizadas como distracción. Esta prueba no se realizó en una pantalla, sino en papel plastificado.

Como te adelantábamos, en este caso sí se observa una correlación positiva. “Nuestras conclusiones sugieren que hay una potencial ventaja en términos de habilidades de atención selectiva en niños que pasan más tiempo jugando a videojuegos”. Además, esta idea está alineada con otros estudios realizados en personas adultas.

Por ejemplo, quienes dedicaban 7 o más horas a la semana a títulos de acción mostraron mayor facilidad para cambiar de tarea, uno de los elementos analizados en la atención selectiva. Lo mismo sucedía con la capacidad para filtrar información no relevante. Este tipo de jugadores muestra una actividad neuronal diferente, que suele asociarse con un mayor control de la atención.

En la edad adulta es más importante el tipo de juego que su duración

Diferencia entre edades

Sin embargo, se produce un cambio con respecto a lo que sucede en personas adultas: en esta muestra “el efecto en la atención selectiva está asociado con la duración de videojuego en lugar de con un tipo concreto de ellos”. Pero esa “potencial ventaja” no se produce en otros tipos de atención, algo que sí sucede en grupos de personas de más edad.

En adolescentes, por el contrario, otros estudios previos sí han encontrado que quienes dedicaban más de 7 horas a la semana a jugar frente a la pantalla “mostraban un mejor desempeño” en lo que a la atención sostenida se refiere. Sus autores “especulan con que pueda deberse a que el entorno rápido al que están acostumbrados los jugadores puede provocarles mayores dificultades para ejecutar tareas relativamente mundanas”. Aunque este punto no ha sido demostrado por ninguna investigación.

El uso de videojuegos recreativos debería ser considerado en el contexto de la rehabilitación cognitiva

Motivaciones

El equipo de investigación explica que una de las motivaciones para examinar la relación entre los videojuegos y la atención es para valorar su uso para la rehabilitación cognitiva, algo que ha sido puesto de manifiesto en otros estudios realilzados en población infantil en el espectro autista o con déficit de atención e hiperactividad.

Los autores explican que “el uso de videojuegos recreativos debería ser considerado en el contexto de la rehabilitación cognitiva”. En sus conclusiones señalan que esta actividad “es cada vez más frecuente en niños pequeños” y, por tanto, es importante comprender sus efectos en la atención.