Habla como una ametralladora, a una velocidad que hace difícil seguirla en ocasiones, porque además salpica su discurso con cifras, nombres e información que demuestra que no se inventa nada, que todo lo que dice es verdad.

Y eso, en un trabajo como el suyo, es importante. Es Ana Callol, la directora de Responsabilidad Corporativa de Coca-Cola European Partners Iberia. Un área en la que es fácil que te acusen de palabrería. Pero no es su caso. Gestiona proyectos sociales y medioambientales en España y Portugal que dan resultados.

Hace suyos los compromisos de su compañía, desde “devolver a la naturaleza el cien por cien del agua de nuestros productos”, hasta “capacitar a mujeres para su integración en el mundo laboral”. Habla de ellos con una pasión que da envidia y ganas de seguirla.

Tengo la fortuna de tener un trabajo maravilloso que añade valor en la sociedad

“Tengo la fortuna de tener un trabajo maravilloso, porque creo que añade valor en la sociedad”, explica. Esa necesidad de que la labor diaria tenga una repercusión en los demás, la ha sentido desde siempre. “Al final, todos estamos muchísimo tiempo en nuestro trabajo y si tienes la sensación de que contribuyes algo a hacer el bien de alguna manera, a nivel medioambiental y social, eso es muy gratificante”.

Callol sabe que su trabajo tiene un impacto directo en las vidas de muchas personas. “Tocas a la gente, sobre todo en los proyectos sociales. Y eso te hace sentir muy bien, porque la gente te escribe, te manda mensajes”.

Suerte y trabajo

Es consciente de ser la envidia de muchos. “He tenido suerte”, afirma. “He tenido la suerte de estar muchos años en Coca-Cola. Este tipo de multinacionales te permiten moverte mucho dentro de los departamentos. He tenido también la suerte de estar en marketing muchos años, que aquí en Coca-Cola es un lujo, porque es una de las grandes marcas en las que hay presupuesto para hacer cosas”.

El éxito es una conjunción de saber hacia dónde quieres ir y que surja una oportunidad.

Pero es consciente de que para lograr el éxito profesional, hay que poner mucho de uno mismo. “Es una conjunción de saber hacia dónde quieres ir y que surja una oportunidad. Es un conjunto de trabajar y que se alineen los astros para que suceda así”.

Y también de rodearse de los mejores. Callol ha criado tres hijos y asegura que para poder compaginar la labor de madre con su carrera “la clave es tener una persona al lado que te apoye en todo. Conciliar, hay que conciliar, con independencia de la situación personal de cada uno”.

Mucho por hacer

Cuando le preguntamos si se ha sentido discriminada como profesional en algún momento por ser mujer su respuesta es categórica: “He tenido apoyo siempre. No se me ha discriminado por género ni mucho menos”. Pero también sabe que su caso no es el de muchas otras profesionales. “En muchas empresas existen diferencias salariales, hay mucho que crecer. Muchos sectores en los que culturalmente hay que avanzar”. Y no esconde los defectos de su propia compañía: “Nosotros mismos, en el caso del embotellador solo el veinte por ciento de la plantilla son mujeres. La igualdad no está interiorizada ni mucho menos en la sociedad. Nosotros, que trabajamos para capacitar a mujeres, lo vemos. Las mujeres sufren discriminación. Cada vez hay más concienciación y eso es muy bueno, pero todavía hay mucho que hacer”.

La igualdad no está interiorizada ni mucho menos en la sociedad

Quizá por eso cita entre sus proyectos favoritos a Gira Mujeres, junto con Gira Jóvenes. “Me encantan. Me parecen proyectos preciosos en los que además hemos tenido mucho margen para manejarlos a nivel local y entender la realidad social, para hacer algo muy ad-hoc y diseñado para que añada valor y sea útil a los colectivos a los que nos dirigimos”. También siente debilidad por los proyectos medioambientales, pero reconoce que en ellos “hay que saber esperar y dan réditos a medio plazo“.

Hace hincapié en el deber de las compañías de involucrarse en proyectos de responsabilidad corporativa. “Las empresas somos un agente social de cambio y todos podemos generar un cambio. Cualquier agente en la sociedad tiene que ser muy consciente de que el mundo hay que cuidarlo y que para tener negocios sostenibles, tienes que ser sostenible con los recursos que utilizas y devolver a la sociedad parte de lo que recibes. Como personas podemos aportar nuestro grano de arena, pero como empresas podemos hacer mucho más, tenemos que tener ese compromiso”.

Un comportamiento responsable que genera beneficios para todos. “Ser sostenible es rentable. Y, a largo plazo, es más caro no serlo. Pero tampoco debemos hablar de sostenibilidad en términos de rentabilidad”.