Es el hombre de moda en el mundillo de los grandes capitostes empresariales y las webs de autoayuda corporativa disfrazada de consultoría. Su historia se cuenta [hasta Bloomberg lo ha hecho] como ejemplo y, sin embargo, es precisamente todo lo que los gigantes multinacionales rechazan.  

A los 17, Kobayashi solo quería hacer música con su grupo

El curriculum de Taihei Kobayashi, CEO de Sun* [se pronuncia san asterisc], en LinkedIn es cualquier cosa menos espectacular. No es de extrañar: hace unos años era un mendigo que dormía en las calles de Tokio, cubierto por cartones. “Los inviernos eran fríos”, relata. “Hubo muchos momentos en los que era un infierno. Pero los he superado”. Hoy, a sus 37 años, dirige una empresa valorada en más de mil millones de dólares USA.  

A los 17, a Kobayashi solo le interesaba hacer música con su grupo 

A la calle 

A los 17, a Kobayashi solo le interesaba hacer música con su grupo. Así que, sus padres decidieron ponerlo de patitas en la calle tras su decisión de abandonar una prestigiosa universidad. “Me dijeron que me marchara, así que lo hice y ya está”, recuerda. “Quería vivir mi vida haciendo lo que me gusta”. 

Se dedicó a hacer música y, por la noche, era un mendigo más. Así pasó un año y medio. Después, el dueño de un club de música en directo se apiadó de él y le permitió trabajar y quedarse allí.  

Encontró una oferta de empleo para la que no era necesaria ninguna formación 

Nueva vida 

Durante seis años, esa fue su vida. Pero se cansó. Empezó a vender discos por internet hasta que encontró una oferta de empleo para la que no era necesaria ninguna formación ni experiencia. “Solo tenías que hacer una prueba”, cuenta.  

El examen, que duró seis horas, evaluaba capacidades matemáticas, pensamiento lógico y cociente intelectual. Koyabashi lo superó y recibió la formación para convertirse en ingeniero de software.  

Crearon la empresa para crear nuevos modelos de negocio para startups 

Encuentro 

Así conoció a Makoto Hirai, uno de los fundadores de Sun*. Como sucede en la mayoría de los caso de éxito en emprendimiento, se dieron cuenta de que algo faltaba en el mercado: hay muchos programadores, pero pocos que fueran capaces de utilizar ese conocimiento para crear nuevos modelos de negocio válidos. Así que, decidieron crear una empresa para aprovechar ese hueco.  

Se mudó a Vietnam en 2012 para contratar el equipo que necesitaban. En 2013, nacía Framgia, que en 2019 se convertiría en Sun*, con el concepto de ayudar a proyectos que estuvieran intentando construir un modelo de negocio viable. “Nuestra postura era comprometernos con el crecimiento de esas startups, al margen de si nos dejaban empantanados con pérdidas”, explica.  

El valor de las acciones de Sun* se ha multiplicado por seis 

Apuesta positiva 

Una apuesta que salió bien, porque la compañía cuenta con más de 70 clientes y sus acciones, que empezaron a cotizar en la bolsa de Tokio en julio, multiplicaron su valor por seis [hasta su pico en septiembre], con una capitalización de 1.400 millones de dólares USA. Ahora han caído -lógicamente- pero aun así, el 7,9 por ciento que posee Kobayashi equivale a 74 millones de dólares.  

En los primeros nueve meses de este año, Sun* ha declarado beneficios por más de seis millones de dólares USA.  

Su objetivo es un incremento de los beneficios entre el 20 y el 30 por ciento anual 

Futuro 

Pero, por supuesto, no se conforman con lo conseguido. Kobayashi regresó a Japón el año pasado y su objetivo es generar negocio con grandes firmas, en especial con las tecnológicas del Nikkei 225. “Queremos ser agresivos en la oferta de servicios a grandes corporaciones”, explica. Y añade: “Para eso salimos a bolsa”.  

Una ambición que los lleva a apuntar a un incremento de los beneficios entre el 20 y el 30 por ciento anual y a duplicar la plantilla de su oficina en Tokio para superar las 130 personas este mismo ejercicio. Vietnam, no obstante, seguirá siendo su sede principal, con más de 1.300 profesionales.  

Kobayashi asegura ser consciente de los riesgos del futuro, pero sabe que ha pasado por momentos más difíciles en su vida. “Lo que quiero hacer ahora es trabajar en definir la visión de nuestra compañía”.