Cada quien tiene sus manías, rutinas y costumbres en esto del trabajo. Un servidor, por ejemplo, antes de entrevistar a alguien, se da una vuelta por webs, redes sociales y demás, a ver qué se encuentra. Si la cosa va de emprendimiento, gestión y demás, un vistazo a LinkedIn es obligado. Y pocas veces se queda uno tan sorprendido como cuando ve el perfil de Natalia Rodríguez.  

Para empezar, es ingeniera de telecomunicaciones por la ETSIT- UPM. Una mujer STEM [ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas por sus siglas en inglés], por desgracia, no es algo que abunde. Pero eso es solo el comienzo: ha estudiado en Estados Unidos [Stanford y University of Berkeley California] y China; es experta en inteligencia artificial [doble máster en Signal processing and Machine learning for big data]; ha dado clases en másters sobre el negocio de la música; ¡e incluso al jugado al baloncesto profesional! [en nuestro amado Estudiantes, por cierto]. 

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¡Dejar el deporte profesional me hizo descubrir que existían los fines de semana! 

Emprendedora 

Ahora es la fundadora y máxima responsable de Saturno Labs, “un laboratorio de innovación centrado en el desarrollo de productos y servicios innovadores, la investigación en nuevas tecnologías y el fomento de las vocaciones tech entre los jóvenes”, según afirman en LinkedIn, con “seis líneas de trabajo: inteligencia artificial (machine y deep learning), chatbots, asistentes de voz (Alexa y Google Assistant), plataformas y software, prototipado de ideas innovadoras y Sonido 3D”. 

En los premios UU Prize 2020 de WStartUp Community -una organización sin ánimo de lucro que quiere convertirse en la “en referencia de inspiración y construcción de la nueva generación de mujeres líderes en startups e innovación”- que se han entregado esta misma semana, la suya ha sido la ganadora del premio a la empresa Revelación.  

Me di cuenta de que era imposible compaginar baloncesto profesional e ingeniería de Telecomunicaciones 

El deporte 

Empezó a jugar al baloncesto en categorías inferiores hasta llegar a profesional "bastante pronto”, según sus palabras [que constantemente acompaña con risas]. Y así ha sido el resto de su vida: ha aprendido a construir poco a poco, sin prisa, pero muy rápido.  

Mientras sus compañeras se dedicaban al baloncesto a jornada completa, ella lo compaginaba con la ingeniería de Telecomunicaciones. “Hasta que me di cuenta de que era imposible”. Dejar el deporte profesional le hizo descubrir “que tenía un montón de tiempo libre, ¡que existían los fines de semana!”.  

No compro el mensaje de que hay que emprender porque todo es maravilloso 

Investigación 

Se centró en la universidad. Se unió a un grupo de investigación en el que tuvo “la suerte de que me dieran una beca en un proyecto de la Unión Europea sobre ciudades inteligentes”. Su responsabilidad fue creciendo: “Terminé montando una parte de la nube en la que se alojaban varias aplicaciones que se iban a montar en el futuro”.  

Pero su interés estaba más allá de la investigación, quería crear soluciones útiles que realmente mejoraran la vida de las personas. Tras diferentes experiencias [que no cabrían en este reportaje], terminó por decidirse a emprender.  

No todo el mundo vale para emprender 

Emprendimiento 

Por un lado, le quita romanticismo a lanzar un proyecto propio: “Emprender tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Yo no compro el mensaje de que hay que hacerlo porque todo es maravilloso. No todo el mundo vale para esto. Hay que saber manejar la incertidumbre”. 

Y, a la vez, asegura que tiene muchas ventajes: “Te permite más libertad creativa. En las empresas no hay tantos cambios de proyecto. En Saturno estamos en muchos sectores diferentes y aprendes un montón. Hay cosas que no te aporta el mundo corporate y que molan mucho”, afirma entre risas.  

Cuando emprendes tienes más libertad creativa 

No al pelotazo 

También se aleja del modelo de startup de buscar una venta rápida a una gran compañía: “Igual hablamos dentro de dos años y estoy en otro sitio, pero siento que me apetece quedarme en esta empresa y hacer algo chulo, porque además estoy viendo que podemos tener muy buen impacto y grandes proyectos. Nuestra ambición es seguir creciendo con cabeza, haciendo proyectos que ayuden a los demás y ojalá cada vez más ambiciosos y por qué no en el extranjero o lo que sea. Pero no compro para nada la mentalidad del pelotazo. La experiencia me dice que eso pasa en un 0,001 por ciento de los casos”.  

En el mundo tecnológico, no hay mujeres donde se toman decisiones 

Mujeres STEM 

Es consciente de que las mujeres en carreras STEM no abundan. “Yo elegí mi carrera por vocación. Es cierto que somos muy pocas chicas en general. Yo he sido minoría en la carrera y ya si te cuento profesoras, prácticamente ni existen”. 

Una realidad que está intentando cambiar apoyando “iniciativas que promuevan que las chicas hagan ingenierías sobre todo, porque es un drama. Por ejemplo, en inteligencia artificial es muy fácil caer en sesgos y se ve mucho en equipos que son todo hombres de la misma edad. Por muy inclusivos que sean”. Para ella, la clave está en que, en entornos tecnológicos, “no hay mujeres donde se toman decisiones”.