Seguro que te ha pasado. Has ido de turista a alguna ciudad o localidad donde te habían recomendado el plato típico y, cuando lo has probado, has pensado: “pues no está bueno”. Lo más probable es que hayas terminado en el típico restaurante para turistas en el que te han dado mala calidad y te han cobrado un ojo de la cara.

O lo contrario, has ido paseando por tu ciudad y has visto a un montón de guiris, víctimas de la mayor estafa en un local que sabes que se dedica a eso.

Por un lado abarrotamos una ciudad y por otro dejamos lugares sin gente

Una situación así es la que nos pinta Katia Rivera, fundadora de Little Big Travel, uno de los proyectos finalistas de Hospitality Challenge -una competición impulsada por la Organización Mundial del Turismo (OMT) y Sommet Education- para explicarnos los males del turismo actual. “Por un lado abarrotamos una ciudad hasta que casi no se puede vivir y por otro lado dejamos lugares sin gente. Me parece muy absurdo”, afirma.

Se refiere a las noticias que vio durante una de sus visitas a España: “Leí en las noticias que, Barcelona estaba protestando por la cantidad absurda de turistas que recibe; y que algunos pueblos cerca de Madrid se estaban quedando desiertos, porque la gente estaba migrando a la ciudad y estaban teniendo problemas para subsistir como población”.

Hay que viajar de una manera más amigable con el medio

Más problemas
Pero ese no es el único problema. Quizá, ni siquiera el más importante. El que más preocupa a Rivera es el impacto en las comunidades que se visitan y en el medioambiente. Por eso, Little Big Travel propone otra forma de viajar y otros destinos.

“El proyecto nace de la idea de cómo podemos viajar de una manera más amigable con el medio y revalorar los pueblos pequeños, como los que hay cerca de Madrid o los que hay también en México. No ir siempre a buscar lo mismo, sino buscar una oferta más personalizada”, explica.

Eso que los anglosajones llaman off the beaten track, lugares que no aparecen en las guías, ni en webs especializadas. Por eso, su objetivo es crear “una plataforma que te ofrezca eso personalizado, no nada más una lista de los diez lugares que hay que ver en Barcelona o las 20 ciudades que visitar antes de morir”.

Una plataforma para quienes ya están pensando en su impacto al viajar

No es para todos
Rivera reconoce que, de momento, “no es una plataforma para todo tipo de viajero, sino para quienes ya están pensando en su impacto, qué pasa cuando yo visito un lugar”.

Pero espera que eso cambie en el futuro: “Hay varios estudios sobre nuestro cambio en la forma de tomar decisiones, de viajar, que incluyen entre sus predicciones que nos vamos a fijar más en el impacto de nuestra conducta en el ambiente y en las economías locales”.

Ese cambio de actitud puede ser la palanca de crecimiento para Little Big Travel: “Queremos montarnos en esta tendencia natural y ayudarla a crecer. Al principio no va a ser una alternativa interesante para todo tipo de viajeros, pero la idea es que con el tiempo crezca y ese nicho se haga más grande, de la misma manera que sucedió con AirBnB”.

Nos hemos vuelto más receptivos a lo que pasa en otros lugares del mundo

Nueva mentalidad
Y asegura que la pandemia también a contribuido a crear esa nueva mentalidad: “Nos hemos vuelto un poco más receptivos a lo que pasa en otros lugares del mundo y no nada más en lo que pasa en nuestra ciudad o en nuestra localidad”.

Pero reconoce que se trata solo de “una intención [risas]. No sé si al final va a ser la idea, pero para mi forma de verlo, el turismo tenía que cambiar ya antes de la pandemia. Esta tendencia que estábamos siguiendo, muy enfocada en los números, cuántos viajeros recibimos y queremos más y más… De pronto tienes a ciudades volteándose en contra del turismo en Barcelona y en Venecia”.

Tenemos que olvidarnos de la idea de hacernos la foto para Instagram

Reactivación
Afirma esperar que el turismo que se reactive después de la pandemia sea “consciente, un viajero que piense en la huella que deja en el lugar que visita”. Y que se diversifique, “que nos olvidemos de esta idea de yo quiero ir al mismo lugar para sacarme la foto en Instagram y publicarla. Y más bien pensar que hay muchos lugares que visitar y no necesariamente todos tenemos que ir al mismo”.

Pero también está el impacto positivo que un volumen lógico de turismo puede tener en localidades que ahora mismo no cuentan con los ingresos que genera esta actividad. Y Rivera lo conoce de primera mano, porque nació en México -nieta de un español-, en Colima, “una ciudad chiquita en la costa del pacífico” . Y, aunque creció en la Ciudad de México, el destino la llevó de vuelta allí, cuando consiguió su primer trabajo formal.

“La pandemia lo único que está haciendo es darnos un momento de pausa para pensar cómo queremos seguir”, argumenta. “Porque el modelo que teníamos no era sostenible en términos ambientales y económicos. No importa qué tanto nos guste viajar: si eso llega al punto en que está bajando la calidad de vida de la gente que vive en ese lugar, es una alerta, no va por ahí”.