Ayer fui a donar sangre, una actividad que recomiendo fervientemente a toda la audiencia telescópica, por cierto. A la entrada del hospital Puerta de Hierro, una decena de personas esperaban para recibir la dosis correspondiente de la vacuna contra el Covid-19. En principio, todo buenas noticias, ¿no?

Pues no. Lo más probable es que, entre quienes aguardaban su turno, dos o más no estuvieran sintiendo entusiasmo precisamente ante la perspectiva de la inyección.

“Entre el 20 y el 25 por ciento de la población, lo confiese o lo sufra en silencio, tiene tripanofobia. No es miedo al dolor físico, es miedo al hecho de que atraviesen tu piel. Produce una reacción irracional de mucha ansiedad”, nos explica Miriam Rodríguez, que es la directora general de Aspen Pharma para España y Portugal.

La multinacional farmacéutica de origen sudafricano impulsa la campaña Stop Miedo a las Agujas, para concienciar sobre este miedo irracional.

La pandemia hace que la tripanofobia sea más relevante que en otros momentos

La pandemia hace que la tripanofobia sea más relevante que en otros momentos

De primera mano

Rodríguez conoce de primera mano el impacto que la tripanofobia supone para las personas, porque lo vive en su hijo, que la padece y “se desmaya cada vez que hay que ponerle una vacuna”, dice.

La pandemia hace que esta situación sea más relevante que en otros momentos, como ella misma detalla: “Por primera vez en la Historia, la totalidad de la población nos vamos a tener que vacunar. Y la tripanofobia puede ser una limitación importante”.

Por eso, “nos decidimos a montar una campaña para ayudar a la gente a superar o por lo menos manejar esta situación de una forma menos dolorosa”.

En la infancia, la tripanofobia es especialmente dura

Stop Miedo a las Agujas pone recursos “al alcance de personas y profesionales sanitarios a través de consejos y estrategias para tratar de controlar este miedo”.

Como describe Rodríguez, lo más importante es contar con recursos para paliarlo o superarlo. Sobre todo en la infancia, que es cuando se sufre “de manera especialmente dura”.

Por eso, “ofrecerles estrategias desde la infancia, puede ayudarlos a crecer con menos angustia”.

Consejos para la tripanofobia

Cuando le pedimos que nos dé algunas claves para superarla, afirma que “lo primero es que es muy importante avisar al personal sanitario que tengas enfrente, porque las reacciones son variadas y a veces incluso violentas. Es importante que lo sepan para que empaticen y ayuden a pasar ese mal trago”.

También asegura que “es importante encontrar métodos para distraerse y quitarle hierro al asunto. Hay ejercicios de respiración. Pensar que va a durar poco y que no duele ayuda. También ponerse un anestésico tópico -una crema- y ayuda a estar más relajado”.

En los casos más complicados, “recomendamos que pidan ayuda profesional. Hay psicólogos expertos en tripanofobia y programas específicos”.

Mi ADN es de multinacional, me siento muy cómoda en este entorno

Farmacéutica de siempre

Miriam Rodríguez lleva toda la vida en el sector farmacéutico, desde que estudió la carrera en la universidad de Salamanca, aunque es “asturiana y lo digo lo primero, en mayúsculas y negrita porque me siento muy orgullosa”.

Lo ha sido todo, en compañías nacionales e internacionales, aunque reconoce que “mi ADN es de multinacional, me siento muy cómoda en este entorno”.

Siguen existiendo un montón de sesgos inconscientes, en hombres y en mujeres

Sesgos

Pero el camino no ha sido fácil: “He tenido que remar contra viento y marea en muchas ocasiones”.

Porque, aunque reconoce que ha habido muchos avances, “siguen existiendo un montón de sesgos inconscientes, en hombres y en mujeres, que hacen que no sea sencillo”.

Y eso, “ha hecho que se buscasen perfiles de liderazgo en mujeres que eran muy masculinizados. Lo que se esperaba es que te comportases como un hombre, pero los hombres y las mujeres somos diferentes y eso es lo bueno y es lo mágico de la diversidad”.

Para romper este sesgo “que las mujeres también tenemos, hay que ser positiva y visualizar. No te pongas límites, trabaja tu resiliencia porque te vas a encontrar con situaciones complicadas y frustrantes. Sé plástica, la neuroplasticidad reduce tu resistencia al cambio. Se consigue a través de formación constante y de exponerte a muchas experiencias buenas y malas y sacar aprendizajes de ellas”, concluye.